Luis Alfonso Albarracín
Hay un panorama deprimente que cada vez es más creciente en las zonas urbanas de las ciudades colombianas, por el desorden que se está presentando por la circulación sin control de vehículos que llevan equipos de sonido adaptados para superar los decibeles permitidos. Con ello, están alterando la tranquilidad y el descanso de las familias. Es repudiable el actuar de éstos, porque riñen totalmente con las sanas costumbres que deben asumir tempranamente desde sus hogares. Se pasean a cualquier hora del día y la noche, generando una contaminación sonora que desborda el máximo permitido de la intensidad sonora para éstos. Inclusive no es justo desde todo punto de vista, que circulen por las vías adyacentes a los centros hospitalarios, donde se respira un absoluto silencio por el bienestar de los pacientes que se encuentran internados.
Pero estos desadaptados sociales, se creen amos y dueños de las vías al circular con estos ruidos estridentes que están inclusive construyendo su sordera progresivamente y que es irreversible volver a tenerla. En menos de 20 años, Colombia, tendrá un grueso significativo de la población sufriendo de esta detestable enfermedad: sordera irreversible. Dichos campeches como los llaman coloquialmente en Antioquia y otras regiones del eje cafetero, deben ser intervenidos por las autoridades de tránsito y la fuerza pública, con el fin de contrarrestar este flagelo.
Una pregunta que nos hacemos es ¿Cuál es el volumen permitido en un coche? La respuesta es ninguno, aun que es absurdo. Puede alterar los sentidos del conductor, aumentado el riesgo para provocar accidentes de tránsito. Los agentes de tránsito, ni la policía, no llevan medidores de decibelios, por lo que es imposible que haya una cifra determinada. Aun así, puede guiarse por la legislación de contaminación acústica establecida en la ciudad.
Nos debemos preguntar ¡cuáles son los factores que inciden para que las nuevas generaciones presenten un proceso degradante en sus comportamientos irracionales en medio de la profunda crisis social, económica y política en se debate la sociedad colombiana? La carencia de valores se puede observar en todas las clases sociales, desde el más rico hasta el más pobre y entre éstos, están la perdida de respeto a la autoridad, la indisciplina social, la descortesía y la falta de solidaridad con sus semejantes. Nunca los valores fueron tan mudables, tan dependientes de intereses extraños a las cosas mismas, sujetos a modas y caprichos imprevisibles.
Igualmente, este fenómeno lo presentan las denominadas chivas rumberas, que transitan hasta altas horas de la noche, por las principales vías de la ciudad. Inclusive lo están haciendo en barrios residenciales, donde también merecemos respeto y el derecho a vivir en paz y en silencio. Hay necesidad de ser un buen ciudadano y amar a nuestra ciudad. Debemos ser respetuosos con el cumplimiento estricto de la normatividad contemplada en el Código Nacional del Policía.