A Juan Camilo Restrepo, exministro de Hacienda, no le cayó muy bien el anuncio del Gobierno nacional de congelar el cobro de los peajes ubicados en la vía Panamericana y la Ruta del Sol, las cuales permanecen bloqueadas por el derrumbe en los últimos días en Rosas (Cauca). Según el ex funcionario, la situación es preocupante debido a que la decisión le costará $600 mil millones al Estado y no se sabe si la cantidad de gastos que vienen para el país cabrán en un mismo presupuesto.
“Se anuncia que el costo fiscal del congelamiento de los peajes (600 mil millones de pesos) se incluirá en el presupuesto adicional que se tramitará en el primer trimestre. El Ministerio de Hacienda deberá hacer milagros para que todos los gastos que vienen pidiendo pista quepan en ese presupuesto”, expresó en Twitter.
Empero, el ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, indicó que el dinero se repondrá con la reforma tributaria. “El Ministerio de Hacienda hoy avala esa decisión, que además es del presidente de la República. Quedamos por suspender el monto de los peajes. Eso estará en el presupuesto nacional, dada la compensación a las concesionarias que esperaban recibir esos ingresos adicionales. Igualmente, en el mediano plazo, como dijo el ministro de Transporte, estará compensado, pero no este año, el año entrante a través de unos ingresos por valorización”, señaló el jefe de la cartera.
Sin embargo, a pesar de lo expresado por el ministro de Hacienda, esto no da mucha tranquilidad para el ex ministro, quien el 14 de noviembre del 2022 hizo una dura advertencia sobre la destinación que tendrá el recaudo de la reforma tributaria del presidente Gustavo Petro. El exfuncionario aseguró que se podría creer que por haberse aprobado la iniciativa económica habrá dinero suficiente para financiar todo tipo de gasto y en cualquier cantidad, pero señaló que ello no es así.
Esto porque es tal la presión de gasto que enfrenta Colombia que los 20 billones de pesos que se van a recaudar con la nueva reforma corren el riesgo de transformarse en una gota de agua en el torrente de necesidades de nuevo gasto público que se vislumbran. “Para poner un solo ejemplo: el solo déficit del Fondo de Estabilización de Precios de Combustibles (Fepc) que el próximo año ascenderá- como están las cosas- a una cifra no inferior a los 30 billones de pesos, tendrán que enjugarse como un gasto corriente del presupuesto nacional. Y este solo déficit, para que se tenga una idea del torrente represado de gastos públicos con que nos enfrentamos, es el equivalente a una vez y media todo lo que se va a recaudar con la reforma tributaria”, determinó.
Sumado a esto, subrayó que no todo lo que se recaude con la reforma podrá ir a financiar gasto público por restricciones legales. También dijo que una parte importante de los recaudos esperados tendrán que ahorrarse, de acuerdo con lo dispuesto por la regla fiscal. Es decir, tendrá que llevarse a disminuir el déficit y no a atender las venas rotas del gasto público que se otean en el horizonte.
Según él, para aclarar la afirmación anterior resulta útil transcribir integralmente un párrafo que se encuentra en el último informe que rindió el Comité Autónomo de la Regla Fiscal (Carf) en septiembre pasado en que precisó que los recursos provenientes de la reforma tributaria deberán ser incluidos en los escenarios fiscales, teniendo en cuenta que los gastos estructurales sólo podrán ser financiados por ingresos estructurales.