Gloria Camargo
A partir del próximo 15 de julio, entrará en vigencia la reducción de una hora en la jornada laboral en Colombia. Esta medida, contemplada en la Ley 2101 de 2021, plantea una reducción progresiva de la jornada de trabajo semanal de 48 a 42 horas en los próximos años, mediante acuerdos entre los trabajadores y los empleadores. Sin embargo, esta decisión ha generado diversas preocupaciones en el sector empresarial.
Para las más de 7,6 millones de personas que tienen un trabajo formal en el país, esta reducción implicará un ajuste en sus horarios laborales. Algunas empresas se verán obligadas a aumentar el número de colaboradores para cubrir las horas no trabajadas. Esto significa que tendrán que realizar ajustes en sus gastos operativos para hacer frente a los nuevos requerimientos de personal.
Sin embargo, varios sectores se verán afectados de manera significativa por esta medida. Uno de ellos es el sector de la salud, donde ya existe una escasez de personal. Según Andrés Aguirre, ex director general del Hospital Pablo Tobón Uribe de Medellín, esta reducción implicará restricciones en los servicios de salud y un aumento en las horas extras, lo que se traducirá en un incremento de los costos entre un 15% y un 18%.
La Asociación Nacional de Empresarios (Andi) estima que, en promedio, las empresas tendrán que asumir un costo semanal de $85.309 por persona para cubrir las ocho horas no trabajadas en la semana. Bruce Mac Master, representante de la Andi, destaca que los sectores más impactados serán los restaurantes, el comercio, el sector salud y los call centers.
Por su parte, la Asociación Colombiana de las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (Acopi), presidida por Rosmery Quintero Castro, expresa su preocupación por el incremento del 13,1% en los costos operativos que implicará esta norma para las empresas. Además, un estudio realizado por este gremio revela que el 34,8% de los empresarios no está de acuerdo con la Ley 2101 de 2021, debido a las preocupaciones relacionadas con la posible reducción de empleos y el aumento de los costos laborales. Sin embargo, el 65,2% de los comerciantes expresó su apoyo a esta ley.
La implementación de la reducción de la jornada laboral plantea desafíos tanto para las empresas como para los trabajadores. Será necesario realizar ajustes en los modelos de trabajo y en los costos operativos para adaptarse a esta nueva realidad. Las negociaciones entre empleadores y trabajadores serán fundamentales para establecer acuerdos que permitan mantener un equilibrio entre la productividad y el bienestar de los empleados.
El panorama está planteado, y ahora queda por ver cómo las empresas afrontarán este cambio y cómo se adaptarán a la nueva jornada laboral reducida. Sin duda, se requerirá flexibilidad y estrategias innovadoras para mantener el funcionamiento de los negocios y garantizar el bienestar de los trabajadores en esta nueva era laboral.