Santiago Suárez Florez
En el siglo 21 las baterías de iones de litio pasarán de ser un nicho de mercado a convertirse en una verdadera industria, gracias a la coyuntura energética actual, la pandemia y la guerra en Ucrania la transición energética es inminente. Debido a la gran relación que tiene la geopolítica con los hidrocarburos y la directa afectación que tiene la variación de los precios en el diario vivir de las personas, los carros eléctricos, baterías y minerales estratégicos para desarrollar esta industria, por lo que se han convertido en un gran atractivo de inversión.
En los últimos días Elon Musk, fundador y CEO de Tesla Motors, compañía líder en el mundo de los carros eléctricos comentó que debido a los altos precios de los minerales para hacer las baterías está considerando entrar al negocio de la minería y refinación de litio, níquel, manganeso y cobalto. Esto con el fin de optimizar costos y asegurar su cadena de suministro y al mismo tiempo la trazabilidad de esta. Es que no es para menos, en el año 2015 el litio representaba el 40% del costo de una batería y en el año 2022 representa el 80% del costo de una batería para carros eléctricos.
Muchos factores estarían afectando la variación del precio de estos minerales estratégicos; el incremento del costo de la logística y transporte por la coyuntura mundial, la situación que vive china tercera productora mundial entrando de nuevo a cuarentena y por último, la situación política de Chile que es el segundo productor de litio del mundo. Esta última ha afectado la oferta del mineral de manera considerable. Las últimas actuaciones del reciente presidente electo, Gabriel Boric, han desencadenado un pánico sin precedentes para la inversión extranjera y especialmente en la industria minera. Las inversiones se han des escalado y así mismo la producción de litio y cobre, una de las principales industrias de Chile. Recordando también que en el triángulo del salar conformado por Argentina, Bolivia y Chile se encuentran una de las principales reservas de litio del mundo, pero actualmente esos países no cuentan con una verdadera seguridad jurídica que soporte la minería de minerales para la transición energética.
Latinoamérica se esta perdiendo de este gran ciclo del litio, que desde el 2020 el precio ha incrementado más del 600% que se vería representado en mayores regalías, impuestos, generación de empleo y sobretodo de tener un peso geopolítico importante. Lo mas irónico es que estos países que dicen ser pro-transición energética están afectando la cadena limitando los minerales para la transición energética, en vez de aprovechar la bonanza de este mineral.
