Por: Jorge Eliseo Cabrera Caicedo
Septiembre 17 del 2022
El país entero continúa con una gran incertidumbre acerca del incierto futuro que nos espera, en desarrollo del nuevo régimen presidido por Gustavo Petro. Es evidente que crece el desencanto, aún de muchos simpatizantes de “el cambio” prometido por el nuevo mandatario, que la satisfacción por sus actos, la cual no se vislumbra por ningún lado. Por el contrario, las alocadas e incoherentes declaraciones de casi todos sus ministros, han contribuido al pesimismo generalizado entre los colombianos.
La opinión publica conoce suficientemente los hechos generadores del desconcierto, por lo cual nos abstenemos de enumerarlos.
Sin embargo, nos parece sumamente grave el hecho de que mientras se anuncian gigantescos gastos y subsidios, por el otro lado, se frenen las necesarias inversiones para la exploración y explotación de yacimientos de petróleo y gas. Se nos dice que hay más de 100 contratos vigentes sobre el particular, pero se desconoce o no se dice que de cada 10 exploraciones solamente una resulta positiva y rentable para su explotación. Tampoco tiene explicación valida las cerrera negativa a la práctica del fracking, cuando está plenamente comprobado que su aplicación en pozos que se encuentran en declive de producción y que se encuentran a una profundidad mayor a 3.000 pies, no existe la más remota posibilidad de contaminar aguas subterráneas, la mayor preocupación de los ambientalistas.
Ni hablar de la profunda preocupación de los gremios industriales y agropecuarios, como también de las personas naturales por la cascada de impuestos que contempla la reforma tributaria presentada por la nueva administración, la cual, según los entendidos en la materia, generará desempleo, miseria y atraso en el desarrollo.
ADENDUM. ¿Ya se habrá enterado la ministra de Minas que el petróleo es lo que se extrae del subsuelo y no la gasolina?