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Crece la eutanasia en Colombia

Ago 19, 2024

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Nueve años después de que se reglamentara en el país la eutanasia, unas 700 personas han accedido a este procedimiento. Crece el deseo de morir dignamente.

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Nueve años después de la reglamentación de la eutanasia en Colombia, alrededor de 700 personas han accedido a este procedimiento, lo que refleja un creciente deseo por una muerte digna en el país. La eutanasia está permitida cuando el solicitante manifiesta su consentimiento libre, informado e inequívoco; presenta una enfermedad o lesión grave e incurable; o enfrenta una condición que provoca sufrimientos insoportables, incompatibles con una vida digna.

Aunque la eutanasia fue despenalizada en Colombia en 1997, no fue hasta 2015 cuando se establecieron las primeras regulaciones. Luego, en julio de 2021, el Ministerio de Salud emitió la resolución 971, que creó el marco normativo para garantizar el derecho a morir dignamente. Este avance convirtió a Colombia en el único país de América Latina en tener una eutanasia reglamentada, situándolo en el debate mundial sobre derechos al final de la vida.

Desde la implementación de esta regulación en 2015, se han llevado a cabo 692 procedimientos de muerte asistida a través del sistema de salud. El año 2023 ha sido especialmente significativo, con un récord de 271 procedimientos, lo que representa un aumento del 49,7 % con respecto a 2022. Además, este año se destacó por la cantidad de solicitudes: 829 en total, lo que significa que un promedio de 69 colombianos cada mes buscó acceder a la eutanasia. Estas cifras provienen del informe De muerte lenta n.º 3, elaborado por el Laboratorio de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (DescLab).

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Para Lucas Correa, director de DescLab, este crecimiento en las solicitudes de eutanasia puede explicarse por el hecho de que cada vez más personas tienen acceso a información clara y precisa sobre el procedimiento. Esto ha permitido que más ciudadanos comprendan sus derechos y se sientan empoderados para tomar decisiones sobre su propia muerte. Otro factor relevante ha sido la eliminación, por parte de la Corte Constitucional en 2021, del requisito de padecer una enfermedad terminal para acceder a la eutanasia. Este cambio normativo se produjo en medio de la polémica desatada por el caso de Martha Sepúlveda, una mujer de 53 años diagnosticada con esclerosis lateral amiotrófica (ELA), una enfermedad grave e incurable. Su caso captó la atención del país cuando el Instituto Colombiano del Dolor (IPS Incodol) canceló su eutanasia programada, argumentando que no se encontraba en una fase terminal. Finalmente, Martha pudo someterse al procedimiento en enero de 2022, convirtiéndose en un referente para otros casos similares, como el de Víctor Escobar, un transportista de 60 años que tampoco estaba en fase terminal.

El informe De muerte lenta n.º 3 también reveló otro hallazgo relevante: el 50 % de quienes optan por la eutanasia en Colombia son mujeres. Una de esas historias es la de Susana Montoya, una bacterióloga de 58 años diagnosticada con cáncer hepático en fase cuatro. Hace ocho años, recibió esta devastadora noticia, y hace dos comenzó su proceso para solicitar la eutanasia. Una vez realizada la solicitud, se activó un comité científico interdisciplinario encargado de evaluar si se cumplían los requisitos para llevar a cabo el procedimiento. En una entrevista telefónica, Susana expresó su confianza en que su solicitud sería aprobada, ya que los dolores se habían vuelto insoportables y la autonomía sobre su vida era crucial para ella. «Desde que mi cáncer avanzó, no pude volver a trabajar; basta con caminar de la cama a la cocina para sentirme como si hubiera corrido una maratón. Ya crié a mis hijos, hice una vida, una carrera. Me siento en paz con la vida que llevé y estoy lista para irme», comentó Susana.

El caso de Susana no es aislado, pero tampoco es el más común. Según Lucas Correa, «se han disminuido las eutanasias relacionadas con diagnósticos de cáncer». En 2019, el 14 % de las solicitudes no correspondían a diagnósticos oncológicos, y actualmente se observa una tendencia en la que las enfermedades no relacionadas con el cáncer están comenzando a tener más prevalencia en las solicitudes de eutanasia.

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Este panorama refleja cómo el debate sobre el derecho a morir dignamente en Colombia ha evolucionado en los últimos años. Aunque aún persisten desafíos legales y éticos, cada vez más personas toman la decisión de enfrentar su muerte de manera consciente y bajo sus propios términos. Sin embargo, también hay voces críticas que señalan la importancia de fortalecer los cuidados paliativos y garantizar que la eutanasia no se convierta en la única opción para quienes padecen enfermedades graves. En un país donde el acceso a la salud puede ser desigual, la discusión sobre la eutanasia también plantea preguntas sobre la calidad de vida de los pacientes y el apoyo que reciben en sus últimos días.

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