Carlos Yepes A.
cyepes@hotmail.com
El gobierno Petro abre la posibilidad a las regiones de discutir y participar en la construcción de un nuevo Plan de Desarrollo Nacional, es un espacio donde se podrá aportar como Huilenses si se logra claro está, llegar en consenso. Se tendrá que definir desde la región con claridad qué requiere el país y el sur colombiano. Sin duda alguna cualquier aporte debemos enfocarlo bajo un concepto de desarrollo regional distinto. El 8 de marzo de 1999 Gabriel García Márquez, que viene siendo muy citado recientemente por nuestro presidente Petro, dijo en su discurso “ilusiones para el Siglo XXI” pronunciado en Paris que, “siendo nuestra virtud mayor la creatividad, no hemos hecho mucho más que vivir de doctrinas recalentadas y guerras ajenas”.
Latinoamérica, Colombia y desde luego regiones como el Huila se han convertido en productores y exportadores de materias primas. También nos han hecho creer que nuestro principal problema es la pobreza, dejando de un lado al verdadero, la desigualdad. Estamos en un momento histórico de nuevo gobierno y de reactivación, ante nuevos y adicionales retos para recuperar y redireccionar el crecimiento.
Necesitamos un modelo innovador, diversificado e inclusivo. Las regiones como es el caso del Huila no hemos podido superar la limitante de ser productores de materias primas y así nos será muy difícil dar sostenibilidad a nuestro crecimiento. Nuestro producto insigne que es el café lo sustentan ochenta y tres mil familias productoras, lo que multiplicado por cuatro, tamaño promedio de una familia campesina y sumando los trabajadores indirectos que participan en el sector, nos acerca a medio millón de huilenses que viven directa o indirectamente del café, de ahí su importancia y su impotencia como sector para jalonar el desarrollo, el 50 % de los huilenses dependen del café y nadie nos representa a nivel nacional, los recursos que generamos para la Federación, son direccionados e invertidos en otras regiones distintas al Huila, nadie aboga por los productores huilenses, primeros a nivel nacional en cantidad y calidad, seguimos vendiendo sólo la materia prima, de los agregados y sus utilidades se benefician otros.
Y de los demás sectores, excepto el piscícola, somos productores netos de materias primas, vemos como salen nuestras frutas y verduras para mercados nacionales donde los intermediarios hacen de este su mejor negocio y nos llegan a través de las grandes superficies los mismos productos, empacados diferente y con gananciales que terminan fortaleciendo las cadenas productivas de otras regiones, en especial la caribe, a donde cada año en diciembre, como si fuera poco, corremos a dejarles, vía turismo, lo que nos queda disponible, tenemos una economía enfocada en materias primas y de carácter extractivista tanto en productos como en materia monetaria, nuestro dinero alimenta las dinámicas económicas de las demás regiones dejando la nuestra en manos de los intermediarios, debemos apropiarnos de lo nuestro.
Además de esto, el Huila al igual que el país, si quiere crecer, debe trabajar por una igualdad social, “la igualdad no es un resultado del crecimiento, es una condición necesaria, indispensable para la eficiencia y el propio crecimiento”, así se refiere la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe), que nos recuerda en su última publicación de julio del presente año de Alicia Bárcena, que Junto con el Oriente Medio, América Latina y el Caribe es la región más desigual del mundo, donde el 10% más rico concentra el 54% del ingreso. Esta condición de desigualdad es atribuible precisamente a las estructuras productivas que priman en la región y que está presente también en el Huila, somos una fábrica de la desigualdad. Para entender mejor esto recordemos que teóricamente la ciencia económica nos dice que “Existe una relación clave entre la estructura productiva, la calidad del empleo y los salarios. Cuando una economía tiene pocos sectores de alta productividad, que absorben una baja proporción del empleo, y el resto del empleo se sitúa en la subsistencia o el subempleo, entonces la distribución del ingreso tenderá a ser desigual”. En esta condición es donde radica nuestra realidad como departamento.
El país por su parte y desde luego las regiones vienen enfrentando el reto de la reactivación a causa de la pandemia por el COVID 19. Seguirá siendo una tarea permanente y muy seguramente volver a recuperar la actividad económica aún al nivel de pre-crisis va a durar más de lo esperado, Bárcena estima que “esta crisis no va a durar poco, por lo que muchas medidas que se piensan como coyunturales deben verse como estructurales”. Casos como el de las rentas monetarias que se han entregado van a tener que estudiarse por parte del gobierno como Rentas Básicas Permanentes para los más necesitados.
Avanzar en soluciones a la crisis debe ir de la mano con los sectores verdes y la sostenibilidad, ese debe ser el centro de la reactivación y el Huila tiene mucho potencial al respecto, debemos invertir en la economía verde, allí está la innovación, nuevos negocios, empleos decentes y se avizoran mejores efectos sobre los agregados de la oferta y la demanda de productos tradicionales.
En conclusión necesitamos un cambio de modelo económico, pasar de uno extractivista hacia uno que promueva la diversificación productiva, donde las regiones entren a generar nuevas visiones y modelos distintos procurando que las exportaciones vayan más allá de las materias primas. Recordar que “la igualdad no es un resultado del crecimiento económico, es una condición necesaria, indispensable para la eficiencia y el propio crecimiento”. Por esto se hace necesario acabar la cultura de los privilegios y rediseñar políticas sociales con enfoques de redistribución. Finalmente entender que salir de la crisis requerirá un cambio radical en el modelo de desarrollo donde se va a requerir más Estado y no menos Estado como algunos pregonan en tesis minimalistas, debemos asumir que la globalización no ha funcionado como se esperaba.
Nos queda como Huilenses superar los estilos y ejercicios pasados donde el canibalismo criollo -opitofagia- y la corta y equivocada visión acerca del desarrollo nos tienen como región en un eterno círculo de pobreza, por eso insisto, como lo he hecho en reiteradas columnas de opinión, en que necesitamos “un acuerdo para vivir mejor”. Claro que me pregunto hoy si debería llamarlo mejor “un acuerdo para vivir sabroso”.