Hemos sido reiterativos que el sector cafetero se encuentra atravesando una profunda crisis social y económica, por la aplicación errada de los instrumentos de la política económica, por parte del gobierno nacional, que no se compadece con los bajos ingresos que están recibiendo de la producción de sus productos, por los altos costos que les están generando cuantiosas pérdidas. La carga tributaria, es onerosa junto con los costos de los insumos y fertilizantes, deterioro de las vías de acceso a las fincas, atraso tecnológico, proliferación de plagas, deficiencias en los procesos de comercialización, combustibles muy altos, entre otros factores, que, junto con el cambio climático y la inseguridad rural, están permeando negativamente la rentabilidad de los hombres del campo.
La intensa sequía que se ha presentado en el territorio nacional ha generado la disminución de los acuíferos, quebradas y ríos que han afectado a todas las plantaciones del sector agropecuario y por ende, a los cultivos de café, que los tienen postrados en la más profunda crisis social y económica. Por tal motivo, han anunciado movilizaciones a nivel nacional para protestar ante las instancias gubernamentales para que les brinden un apoyo económico decidido. Esta situación es muy preocupante para las familias cafeteras por el riesgo de perder sus cosechas, por no contar con el recurso hídrico disponible para la producción de este grano.
En nuestro departamento, la cosecha cafetera representa el 20% del PIB departamental. Son cerca de 145 mil hectáreas y 83 mil familias que viven directamente de la cosecha, que se encuentran en serio riesgo de perder esta importante producción de este grano. Su valor aproximado representa un billón de pesos para la economía huilense. Hay necesidad que el gobierno nacional le extienda un salvavidas a todo el sector agropecuario, donde se incluye el sector cafetero, con el fin de mantener la seguridad alimentaria del país.
Es indispensable que se limen todas las diferencias que mantiene el ejecutivo con la Federación Nacional de Cafeteros. Es lamentable, este abierto enfrentamiento entre el gobierno Petro y este gremio de la producción. Aún está a tiempo el jefe de Estado para impedir que su evidente molestia con la decisión gremial, de designar en la gerencia general de ésta, al dirigente huilense Germán Bahamón, desemboque en acciones de revanchismo, que terminarán perjudicando a los cultivadores de café, ajenos a viejas rencillas. Aquí el camino no debe ser el de la pendencia. La actividad cafetera enfrenta complejos retos hacia el futuro cercano. Uno de ellos es el de aumentar la productividad del sector, que cayó el año pasado a poco más de 11 millones de sacos. La renovación de los cafetales, los pendientes en los futuros de café y mejores instrumentos técnicos y financieros para las 540.000 familias cafeteras se encuentran, asimismo, dentro de la lista de desafíos.
