Se ciernen sombras en el ambiente sobre una crisis energética que se nos avecina por la improvisación e ineptitud gubernamental para anticiparse a esta situación, que nos puede llevar a un apagón a inicios del próximo año. Desafortunamente los sesgos ideológicos del primer mandatario de los colombianos, nos puede pasar factura por las decisiones gubernamentales que ha tomado para ordenar la suspensión de la exploración y explotación de hidrocarburos desde el inicio de su periodo presidencial. Los altos costos de la energía están generando protestas por el incremento desbordado de los costos de los recibos de la luz, que tienen desesperados a todas las familias colombianas. La Superintendencia de Servicios Públicos Domiciliarios tiene previsto inicialmente que va a eliminar la llamada opción tarifaria de las facturas de energía en los departamentos de La Guajira, Magdalena y Atlántico. Lo mismo deberían hacer con el alumbrado público, la seguridad y otros costos hormiga que los consumidores no tienen en cuenta. Pero la deuda histórica que tiene el ejecutivo con las distribuidoras de 7 billones de pesos correspondientes a los subsidios ($3 billones) que se han otorgado a los estratos 1, 2 y 3 desde la pandemia del Covid. Y el resto ($3 billones) que está relacionada con la garantía de los recursos para pagar la deuda por opción tarifaria y el resto por los usuarios deudores morosos y el contrabando, que tiene asfixiadas financieramente a las electrificadoras del país.
A lo anterior se le suma, los efectos de la intervención de la empresa distribuidora de energía en la costa Atlántica, Air-e y Afinia en proceso, con el fin de evitar un riesgo sistémico en el sector eléctrico. Los costos operacionales se han triplicado durante los dos últimos años, lo cual puede provocar un apagón en algunas regiones del país. Y como si fuera poco, las empresas distribuidoras de gas en el país han alertado sobre el déficit de gas natural al que se está enfrentando y que ocasionaría un colapso para atender la demanda nacional el suministro de este recurso energético a los vehículos, industria y paras térmicas, que son las que le prestaron la mano a toda la economía nacional para que no se presenten apagones con motivo del fenómeno del niño, por la reducción de los niveles de los embalses.
Igualmente el atraso en los procesos de impulsar las comunidades energéticas en algunas regiones del país, para aprovechar la energía fotovoltaica, más la profunda crisis financiera que está atravesando las finanzas públicas nacionales por los bajos recaudos y el aumento desbordado de los gastos de funcionado del ejecutivo, que son un tonel sin fondo, porque no conocen la palabra austeridad, son entre otros factores que están contribuyendo para que las familias colombianas estemos en vísperas de padecer la más profunda crisis energética en el presente siglo.
