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¿Crisis energetica, afecta los servicios publicos en Colombia?

Oct 1, 2024

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Por: Juan Sebastian Prieto Perez

Colombia enfrenta una de las crisis energéticas más difíciles de los últimos 20 años, debido a múltiples factores, desde el cambio climático hasta malas decisiones en inversiones en un sector que impacta directamente la economía. Los fenómenos de El Niño han intensificado la situación de generación de energía, debido al aumento de las temperaturas y la disminución de los niveles de los embalses donde operan las hidroeléctricas. Este ha sido uno de los puntos críticos, junto con la reducción de caudales de ríos y afluentes, que afectan directamente la capacidad de generación energética. El fenómeno de El Niño en Colombia es cíclico, y en años anteriores ya ha generado problemas similares. Sin embargo, la actual crisis ha sido más preocupante por la extensión, permanencia e intensificación del fenómeno, que ha traído consigo incendios, sequías y una larga duración.

Para comprender mejor por qué es preocupante una crisis energética en Colombia, es necesario entender la matriz energética del país, es decir, el origen de la energía que se consume. El 70% de la energía que se produce en Colombia proviene de fuentes hidroeléctricas, lo que significa que, si hay suficiente agua en ríos y embalses, la producción de energía es estable. Sin embargo, cuando los niveles bajan, como ha sucedido en embalses como Guatapé, Betania y El Quimbo, que en algunos casos estuvieron por debajo del 30% de su capacidad, se generan alertas de capacidad de suministro para cubrir la demanda nacional.

Ante esta situación, el país ha recurrido a la generación de energía a través de termoeléctricas, que utilizan mayormente gas natural y otros combustibles fósiles. Esto ha incrementado considerablemente los costos de generación, lo que se refleja en las tarifas que pagan los hogares colombianos, Al suplir la demanda de energía con gas natural, se pone en riesgo la seguridad del suministro de gas para los hogares, lo que podría llevar a la necesidad de importar gas natural. Esta dependencia aumentaría los costos de los servicios públicos domiciliarios, incluyendo la energía y el gas. Ya se ha observado en varias ciudades de Colombia un aumento significativo en las facturas del servicio de gas, lo que se debe, en parte, a la utilización del gas natural en la generación de energía para las termoeléctricas. Esta situación agrava la crisis económica para muchas familias, que deben hacer frente a mayores costos por estos servicios domiciliarios básicos.

Expertos han sugerido que es necesario fortalecer la capacidad de generación del país, diversificando las fuentes de energía. Una de las principales recomendaciones es robustecer la energía solar fotovoltaica mediante la construcción de plantas que permitan suplir la demanda durante el día y cubrir los picos de consumo en horarios críticos. Esto permitiría una mejor gestión de la demanda y reduciría en gran medida una dependencia intrahoraria de las hidroeléctricas y termoeléctricas. Además, es clave tomar decisiones que no solo aborden las necesidades inmediatas, sino que también fortalezcan la capacidad de adaptación del país ante futuras crisis, lo cual es esencial para proteger la economía y el medio ambiente.

Colombia enfrenta una de las crisis energéticas más difíciles de los últimos 20 años, debido a múltiples factores, desde el cambio climático hasta malas decisiones en inversiones en un sector que impacta directamente la economía. Los fenómenos de El Niño han intensificado la situación de generación de energía, debido al aumento de las temperaturas y la disminución de los niveles de los embalses donde operan las hidroeléctricas. Este ha sido uno de los puntos críticos, junto con la reducción de caudales de ríos y afluentes, que afectan directamente la capacidad de generación energética. El fenómeno de El Niño en Colombia es cíclico, y en años anteriores ya ha generado problemas similares. Sin embargo, la actual crisis ha sido más preocupante por la extensión, permanencia e intensificación del fenómeno, que ha traído consigo incendios, sequías y una larga duración.

Para comprender mejor por qué es preocupante una crisis energética en Colombia, es necesario entender la matriz energética del país, es decir, el origen de la energía que se consume. El 70% de la energía que se produce en Colombia proviene de fuentes hidroeléctricas, lo que significa que, si hay suficiente agua en ríos y embalses, la producción de energía es estable. Sin embargo, cuando los niveles bajan, como ha sucedido en embalses como Guatapé, Betania y El Quimbo, que en algunos casos estuvieron por debajo del 30% de su capacidad, se generan alertas de capacidad de suministro para cubrir la demanda nacional.

Ante esta situación, el país ha recurrido a la generación de energía a través de termoeléctricas, que utilizan mayormente gas natural y otros combustibles fósiles. Esto ha incrementado considerablemente los costos de generación, lo que se refleja en las tarifas que pagan los hogares colombianos, Al suplir la demanda de energía con gas natural, se pone en riesgo la seguridad del suministro de gas para los hogares, lo que podría llevar a la necesidad de importar gas natural. Esta dependencia aumentaría los costos de los servicios públicos domiciliarios, incluyendo la energía y el gas. Ya se ha observado en varias ciudades de Colombia un aumento significativo en las facturas del servicio de gas, lo que se debe, en parte, a la utilización del gas natural en la generación de energía para las termoeléctricas. Esta situación agrava la crisis económica para muchas familias, que deben hacer frente a mayores costos por estos servicios domiciliarios básicos.

Expertos han sugerido que es necesario fortalecer la capacidad de generación del país, diversificando las fuentes de energía. Una de las principales recomendaciones es robustecer la energía solar fotovoltaica mediante la construcción de plantas que permitan suplir la demanda durante el día y cubrir los picos de consumo en horarios críticos. Esto permitiría una mejor gestión de la demanda y reduciría en gran medida una dependencia intrahoraria de las hidroeléctricas y termoeléctricas. Además, es clave tomar decisiones que no solo aborden las necesidades inmediatas, sino que también fortalezcan la capacidad de adaptación del país ante futuras crisis, lo cual es esencial para proteger la economía y el medio ambiente.

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