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Cuidadora por vocación; auxiliar de enfermería de profesión 

Oct 5, 2022

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Carmen Irene Vázquez Díaz, nació en el municipio de Altamira tiene 45 años es cuidadora de abuelos de manera particular y ama de casa. Auxiliar de enfermería y tecnóloga en sistemas ha trabajado en varios hospitales, tiene experiencia, presta su servicio básicamente a domicilio. Espera como muchos que desempeñan este rol que les den la importancia y reconocimiento ante todo en el aspecto laboral. Aquí un poco de su vida y experiencias.

Carmen Irene Vázquez Díaz, comenzó como cuidadora acompañando a su padre Rafael Vásquez Valdés, quien se dedicaba a hacer tapetes, al tiempo que los lavaba a domicilio. Lo acompañó hasta el momento de partir de este mundo.    

Actualmente vive con su progenitora, Ana María Díaz que fue funcionaría del colegio el Divino Salvador en donde se pensionó tras laborar 27 años. Además, la acompañan, su esposo Enoc Montero quien heredó el trabajo de su padre, sus tres hijos que quienes está “buscando su norte” en la vida.

Para Carmen Irene, ser cuidadora es algo muy especial, es una labor social que permite dar humanidad a otros, a todos. “Sabemos que vamos a llegar algún día a ser abuelos y vamos a necesitar personas que estén pendientes de nosotros”, dijo. 

“Dios me puso en ese camino, y como auxiliar de enfermería, aprendemos cómo cuidar de manera especial a los abuelos. Como le conté, a mi padre gracias a Dios lo cuide hasta el día de su muerte y eso me motivo y me sigue motivando a continuar brindando ese amor cariño, salud y bienestar a los adultos mayores”, manifestó.

Dice que “sería excelente qué se reglamente el trabajo de cuidador”, ya que hay como ella muchas personas que se dedican a este noble oficio, pero poco se les tiene en cuenta, se sienten como a la deriva, se sienten solos, ante todo que les definan un marco laboral y salarial.  

Los adultos mayores son los pacientes que más la requieren 

Carmen Irene Vásquez Diaz, contó que; “como cuidadora además se vive la experiencia de poder compartir conocimiento y servicios a pacientes, enfermos o que están en condición de discapacidad, algunos con enfermedades terminales, niños también en condición especial y de todas maneras también requiere unos cuidados especiales”.

Acompañamiento parmente 

Además de la posibilidad de cuidar a su progenitor en sus últimos días, recordó que; “Dios me dio la fortuna de acompañar hasta su último día a dos abuelos; una abuelita que la cuidé alrededor de 12 meses era una paciente en silla de ruedas, tocó con los cuidados mantener su calidad de vida hasta el día de su partida y otro abuelo también que tenía una condición de discapacidad, lo acompañé 9 meses, también hasta el día del fallecimiento”, al tiempo que relató que estos hechos la marcaron.

Labor poco reconocida 

En el caso particular por ser independiente tiene que trabajar rebuscarse en otras cosas, Dios es el que le da la fuerza porque, así como la buscan día a día, “soy una ama casa y hago cosas para vender cada 8 días hago ensaladas o de aguacate o agridulce y con eso mejoro los ingresos y me llaman por horas a administrar medicamentos, colocar sueros, inyecciones, hacer curaciones y a veces por horas como cuidadora”, indicó

“Gloria a Dios el señor me premió cuando termine de cuidar a mi padre nos dejó una gran bendición, la casa en la que vivimos se la debemos a él, logramos con esfuerzo propio, la hemos hecho poco a poco, compramos el lote y hemos ido construyendo con nuestros recursos y nuestros esfuerzos”, agregó

“Cuando mi padre falleció esa fue la bendición que nos dejó, porque aquellos que cuidan a sus padres en los últimos días serán bendecidos y tendrán larga vida y esa es la manifestación de Dios en la vida de nosotros”, afirmó.

En sus tiempos de auxiliar de enfermería. 

Finalmente, a manera de anécdota dice que, “le salió un contrato para cuidar un abuelo en el centro de atención de adultos del municipio y la sorpresa es que no la dejaron ir a cuidarlo porque ella no había votado por el alcalde de turno, “no se debe mezclar una cosa con la otra porque alguien tiene que ganar la administración, pero no todo el mundo tiene que haber votado por esa persona, yo no voté por el ganador y me tocó vivir esa experiencia negativa. Además, no era la administración la que me iba a pagar, lo único que necesitaban era el permiso para poder quedarme en el lugar cuidando a un adulto mayor”, afirmó.

“Me llamaron ya iba a firmar y cuando vino la encargada del centro para adultos mayores y me dijo, puede ser cualquier persona menos usted, ordenes son ordenes, solo atiné a irme con la correspondiente molestia, igual me fui y aquí seguimos gracias a Dios”, concluyó 

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