Se nos aproxima la Semana Santa, que se constituye en el mayor evento católico establecido en el calendario cristiano a nivel mundial. La sociedad colombiana aspira visitar los templos y participar en las procesiones que se tienen establecidas las autoridades eclesiásticas. Desafortunadamente es incierto el panorama de contagios por el Covid, que puede dar con el traste, las sanas costumbres tradicionales que enmarcan este periodo católico. Afortunadamente, los registros proferidos por la Secretaría de Salud Departamental están generando un optimismo lejano, por la disminución de las cifras de casos confirmados que durante las últimas tres semanas reflejan indicadores por debajo del centenar de contagios diarios en el territorio huilense y que en los últimos días tienden a un dígito.
Es una grata noticia; pero no debemos bajar la guardia, porque todavía este virus mortal deambula en el ambiente y cualquier desbordamiento en el comportamiento de la población, puede volver a provocar un nuevo rebrote de coronavirus en la región. Debemos acatar severamente las recomendaciones que nos brindan las autoridades sanitarias. No se pueden permitir aglomeraciones durante la Semana Mayor. Debemos utilizar las plataformas tecnológicas, con el fin de prevenir cualquier acercamiento entre las personas.
Atrás deben quedar estas cifras que superaban los 400 contagios diarios en el Huila. No podemos repetir estos episodios, que provocaron el año anterior, la más grande tragedia sanitaria el año anterior, en algunas regiones del país. No se pueden volver a observar las aglomeraciones y la falta de compromiso de las personas que no utilizan los tapabocas adecuadamente. Estas irresponsabilidades no se pueden repetir, que desbordan totalmente las recomendaciones que han venido realizando las autoridades sanitarias. Estas situaciones atentan contra el sistema de salud, que en reiteradas veces se sintieron comprometidos para atender grandes flujos de pacientes en algunas ciudades colombianas. Estamos en serio riesgo.
Estamos viviendo momentos excepcionales, en los que todos debemos ceder para que todos podamos ganar y corregir sobre la marcha. Así que no es momento para titubear en vista de los ejemplos de otras latitudes, cuando los protocolos poco a poco se dejan de aplicar bajo premisas de falsa seguridad. Y si bien siempre existe la posibilidad de un confinamiento total, es claro que esta puede ser mínima si se continúa con el comportamiento de la población y el rigor de las autoridades para facilitar y hacer cumplir las únicas acciones que hasta ahora han sido exitosas contra el virus. Lo que queda claro es que la pandemia sigue presente y las conocidas medidas de bioseguridad siguen siendo las más efectivas para frenarlo. Estamos atravesando un momento complejo.
