Julio Bahamon Vanegas
Algunos copartidarios se están rasgando las vestiduras porque han visto, ya en tres oportunidades, al jefe de la Oposición Álvaro Uribe Vélez asistir a reuniones con el presidente de Colombia Gustavo Petro Urrego, a quien se le considera, en la derecha de este país, un enemigo frontal.
Lo es, en la medida que se salga de la constitución y las leyes de la república. Lo será si transgrede el Estado de Derecho y se declara autócrata. En ese momento será denunciado si está pensando que puede hacer de esta nación otra Venezuela. Lo señalaremos cuando quiera priorizar a los delincuentes ante los ciudadanos de bien. Desde luego, que estaremos todos atentos a que eso no suceda.
Varias veces he escrito que si Gustavo Petro quiere ser un buen presidente no necesita renunciar a su credo político, pero tampoco debe atravesarse como vaca muerta al desarrollo económico del país. Si quiere ser un buen presidente en lo social tiene que demostrar que su programa de gobierno es posible en la medida que ayude a los más pobres y desvalidos sin quitarle al país los renglones de la economía que le dan los recursos para su desarrollo.
Si desea adelantar un proceso de descarbonización y dependencia de los recursos fósiles, lo debe hacer gradualmente fijándose que otros países, mucho más desarrollados que el nuestro, lo están haciendo sin renunciar, de un solo golpe, a la explotación del petróleo y del gas. Si quiere ser un buen presidente debe respetar a la justicia y las decisiones de los jueces de la república.
Petro gano, es cierto: su victoria se respeta, así como su autoridad y su autonomía, sin que sus mayorías le hayan dado un mandato claro, porque la diferencia con el segundo fue de apenas 700.000 votos, además no es bobo para querer arrasar con el 49%. de los colombianos que no votamos por él, y sabe que, si lo intenta no nos vamos a dejar joder, como diría nuestro apreciado senador Casanareño Alirio Barrera.
Por esa razón es que Petro llama a Uribe a conversar y Uribe asiste a sus invitaciones porque entre ellos pueden llegar a muchos acuerdos políticos y administrativos que le permitan al gobierno un mínimo de gobernabilidad. Porque son adversarios inteligentes y tiene responsabilidades con los colombianos. Además, los acuerdos hacen parte del sano y buen ejercicio de la política. El arte de la transacción como diría el maestro Darío Echandía.
El país conoce suficientemente al Dr Álvaro Uribe y sabe que él no es un calceto. Uribe es un líder y un hombre de palabra probado en mil batallas, considerado por propios y extraños como el mejor presidente de colombia de los últimos 50 años.
Acordémonos que después de la guerra de los mil dias, liberales y conservadores firmaron el tratado de Wisconsin. También, que luego de 45 años de hegemonía conservadora, y de algunos años de gobiernos liberales, en 1.957, cuando ni liberales, ni conservadores se podían ver, Laureano Eleuterio Gómez Castro y Alberto Lleras Camargo firmaron el pacto de Benidorm.
El Dr Álvaro Uribe se cuida de que a sus reuniones con el presidente Petro asistan testigos de ambas partes y muy cercanos a su pensamiento político de seguridad, democrática, cohesión social y confianza inversionista. El Dr José Félix Lafaurei es testigo de excepción.
La historia de los pueblos está llena de ejemplos de convivencia y respetos políticos. Tratados diplomáticos, testamentos políticos etc. que han sobrevivido a los vaivenes de la humanidad y se mantienen en pie. Por eso no es de extrañar que los lideres de un país se convoquen a concretarlos antes de que las cosas pasen a mayores.
