José Félix Lafaurie Rivera
@jflafaurie
Cuando esta columna llegue a sus lectores habrá pasado Navidad y estaremos en días propicios para el balance objetivo y los propósitos realistas.
Los ganaderos cumplimos durante la pandemia. A octubre, habíamos producido más de 600.000 toneladas de carne y de 5.600 millones de litros de leche; y exportado 26.000 toneladas de carne y 214.000 animales, por más de 200 millones de dólares.
Luego de recuperar el estatus de país libre de fiebre aftosa, realizamos dos ciclos de vacunación en los que aplicamos cerca de ¡60 millones de dosis!, sin duda la campaña sanitaria de mayor consistencia y complejidad que se realiza en el país.
Realizamos virtualmente el exitoso “38º Congreso Nacional de Ganaderos – Una Ganadería para el Cambio”, con la participación del presidente de la República, ministros, funcionarios de primer nivel y prestigiosos conferencistas nacionales e internacionales.
La ganadería y FEDEGÁN no se detuvieron, pero quiero resaltar el logro de la certificación de calidad ISO 9001/2015 para los procesos del Fondo Nacional del Ganado, perdida por una administración irresponsable entre 2016 y 2018, por cuenta de la persecución del gobierno Santos.
En 2021 continuaremos por ese sendero de calidad y la preservación del estatus sanitario recuperado seguirá siendo una prioridad; fortaleceremos los programas de asistencia técnica, también suspendidos, y avanzaremos en el esfuerzo exportador, llegando a los mercados de China e Indonesia, para superar la meta de 500 millones de dólares en 2022.
Sin embargo, la gran prioridad será nuestro liderazgo en el cambio hacia una ganadería moderna y competitiva, pero también sostenible, no tanto para desvirtuar estigmatizaciones malintencionadas, sino como fruto de una convicción sobre el papel de la ganadería frente a la preservación de la naturaleza.
Esos son propósitos que podemos alcanzar, de la mano con el Gobierno Nacional; pero no sobran los deseos: Para 2021 deseo que quienes no aceptaron la invitación de unirnos para construir futuro, abandonen la polarización destructiva y se sumen con patriotismo a la recuperación del país.
Deseo que la justicia recupere su dignidad y se ponga de lado del interés general; que apoye la lucha contra el narcotráfico que siembra violencia en los campos, y contra el microtráfico que lo hace en las ciudades.
Deseo que, en un ambiente de seguridad, el campo y la producción agropecuaria, protagonistas en la pandemia, reciban el apoyo que necesitan para convertirse en motor de la economía.
Deseo que, de cara al proceso electoral, el país no se deje embolatar con propuestas populistas que esconden la maldición del socialismo, que destruyó a Venezuela y tiene a Colombia en la mira.
Para 2021, queridos lectores, mis deseos de salud, de paz y de un año lleno de esperanza y bienestar.