Por Gerardo Aldana García
La historia de la economía moderna existe bajo los efluvios de hombres estudiosos cuyos aportes han marcado verdaderas escuelas de pensamiento, traducidos luego en la formación de quienes serían, son y serán, los conductores de bancos emisores, bancos mundiales, ministros de hacienda, etc. Este es el caso de David Ricardo, el londinense autor de la Ley de los Rendimientos Decrecientes y la Teoría de la Ventaja Comparativa; claramente, un inglés con renombre mundial desde el siglo XIX. Este prohombre no necesita presentación; de hecho, no es el objeto de mi columna; en cambio sí, David Ricardo, el músico director de orquesta y compositor, oriundo del Huila y graduado en la Universidad de Música de Viena.
Hace un par de semanas, me entrevistaba Marcelo Godoy, Director del Programa La Francachela, en la Emisora MC, desde Atlanta, Estados Unidos, y me preguntaba si conocía a David Ricardo Salazar Rivera. Le respondí al comunicador: este hombre, con ancestro materno en Algeciras y paterno en Neiva, emigró a la capital austriaca a la edad de 16 años. Hoy, a sus treinta y tantos años, es un artista que hace patria colombiana en el viejo continente. David Ricardo, se graduó como Director y Magister en Dirección de Orquesta, en la Universidad para la Música de Viena. Antes de ello, obtuvo título de Compositor en el Conservatorio de Viena. En su prolífica carrera musical, figura la dirección de orquestas del orden internacional, como la Orquesta Sinfónica de la Radio de Viena, entre otras, y autor de composiciones como: La Vida y la Libertad, y Salto Fugaz.
Pero la proeza musical de David Ricardo llega también a la gestión cultural. El huilense es co-responsable de la creación de la organización Arte Latino Viena, desde la cual ha logrado impulsar certámenes de gran importancia en Colombia y especialmente para el Huila, como el excepcional intercambio cultural cumplido anualmente durante al menos 6 versiones, denominado: Semana Viena – Neiva, en cuyo marco, los artistas y la comunidad en general, pudimos ver en escena destacados músicos de prestigiosas instituciones musicales de Europa, como Kana Matsui, Marton Barca, Wolfgan Liebharth, entre otros. Así mismo, coadyuvó en la causa cultural del certamen Opera para la Pazcua, cumplido durante dos años consecutivos, con participación de cantantes líricos de la talla de Nathalie Peña Comas, nominada al grammy latino en 2019 como mejor cantante lírico; y con ella, su hermana Evelín, flautista de generoso recorrido orquestal. Se debe sumar a los aportes de David Ricardo, su papel clave en la promoción internacional de la cultura, el turismo y el café del Huila y Colombia en países como Austria, República Checa y Hungría, hasta donde llegaron delegaciones opitas en disciplinas que incluyeron danza, música, literatura y artesanía, con presentaciones en escenarios como Naciones Unidas y la Cámara de Comercio de Viena, ante el cuerpo diplomático de Europa acreditado en la capital austriaca. En esa oportunidad, los niños de la agrupación garzoneña Juan Sábalo, el novelista Carlos Alberto Celis Victoria, el Artesano Gerardo Hurtado, entre otros, compartieron sus frutos en la Europa central. David Ricardo también prestó su concurso para que, en su oportunidad, el Subdirector de la Banda Sinfónica del Huila, Juan Diego Rojas, realizara una pasantía en dirección orquestal, en el Conservatorio de Viena.
Nuestro hombre, desde su perfecto alemán, ha servicio igualmente de embajador opita ante diplomáticos europeos que visitaron Huila y de nuestros paisanos que han viajado a la tierra de Strauus y de Mozart en misiones oficiales o de turismo cultural.
Actualmente, este joven, pero sólido y maduro Director, desempeña su arte en Europa. No debe extrañarse el Huila y Colombia, de que en cualquier momento pueda ser llamado a dirigir como titular, una orquesta de gran renombre en el mundo. Y, sin embargo, hay una paradoja en el músico de ancestro algecireño: le gustaría compartir su cosecha musical con las agrupaciones del Huila. Es un amante y a la vez un crítico objetivo de los procesos musicales en las regiones de Colombia, que no obstante el talento innato y cultivado de sus creadores, aún no alcanza los mínimos estándares de la música interpretada para un público exigente. En uno de mis diálogos con el maestro le pregunté si vendría a dirigir la Banda Sinfónica del Huila o el Conservatorio de Música y Canto del Huila, a lo que me respondió: claro, es mi tierra, a la que amo y la que me desvela imaginarla entregando su música, llena de sonidos y colores, para el deleite de Colombia y el mundo.