Por: Ana Patricia Collazos Quiñones
Tinta fresca
Esta semana, durante la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, un acto en particular se robó la atención de la ciudadanía y de las redes sociales que siempre están pendientes de las tendencias y los comentarios.
El Concejo de Neiva, de la mano de la Oficina para la mujer invitó a 16 líderes de la ciudad a que acompañaran a las tres concejalas electas y, que, de esta manera, realizaran una sesión especial enmarcada en la equidad de género y con la posibilidad de debatir, deliberar y presentar propuestas en torno a la lucha por la reivindicación de los derechos de las mujeres y la eliminación de todo tipo de violencias.
Tuve el honor de ser invitada a este selecto grupo, para ser concejal por un día, sin hacer campaña, sin lagartear ni mover influencias. De este modo, 19 mujeres por primera vez en la historia de la ciudad, nos tomamos las curules con liderazgo y empoderamiento femenino. Así, participamos de un gran avance en la vinculación política de la mujer neivana, conociendo el ejercicio de la labor normativa, reconociendo nuestra capacidad crítica de aportar a la sociedad y firmando un pacto de control y veeduría para el cumplimiento de las políticas públicas que con tanto esfuerzo hemos ganado las mujeres.
Pero quizá la atención más que en los objetivos, estaba centrada en los resultados del evento. Porque quizá, muchos pensaron, incluso algunas de nosotras, que esta actividad sería otro golpe mediático, y así usar la reivindicación de la lucha de la mujer como excusa para un evento social donde las mujeres quedaran lindas en la foto. Pero no. Cómo les parece que la calidad de mujeres que estuvieron de Concejales por un día, hizo que fuera más allá de un show.
De un lado, se logró poner sobre el tapete la necesidad de la apropiación social e institucional y la materialización territorial de los 51 indicadores de género incluidos en el Plan Marco de la implementación del Acuerdo de Paz. De otro lado, la urgente necesidad de acciones que permitan la despatriarcalización de la educación donde se generen cambios pedagógicos desde el pensamiento crítico para transformar las estructuras socioculturales sobre las que se sustenta la violencia contra las mujeres.
En el caso particular, me referí a la violencia simbólica y por eso mi iniciativa estaba orientada a la reivindicación del derecho al reconocimiento. En consecuencia, propuse un proyecto de acuerdo para la creación de un Fondo de autores y creadores de Neiva, con una participación de un 51% destinado a las artistas y creadoras de las artes visuales, la música y la literatura, para alcanzar una verdadera equidad en el acceso a los apoyos estatales y que el aporte intelectual y creativo tenga el valor que durante siglos hemos visto invisibilizado.
Este tipo de ejercicios de participación política son los que ayudan a realizar el tránsito entre la igualdad y la equidad. Y para alegría de todos y de todas, aunque quedamos muy bellas en la foto, quedaremos perennes en la historia de la lucha por los derechos de la mujer neivana.
