Recientemente el recién designado presidente de Colpensiones por el gobierno, manifestó sin ruborizarse, que los ahorros pensionales serian destinados a la “imbecilidad colectiva”, a la construcción del famoso puente entre Buenaventura y Barranquilla.
Después de todo el rechazo colectivo de los pensionados, y gente de “racionalidad colectiva”, por el despropósito, aparece una nueva manifestación del presidente de las pensiones, donde desea feliz año nuevo y prosperidad a los colombianos.
Ese juego de antítesis, que rayan con el cinismo, es la conducta normal dentro de la anormalidad del gobierno, para seguir generando crisis, conflicto social, para enfrentar opinando a los ciudadanos dentro de la polarización existente, sobre la “imbecilidad colectiva”, y mientras eso sucede, preparan el itinerario de los futuros desfalcos, porque en su norte está, destruir, destruir, y solo destruir, mientras que por el otro lado es, trabajar, trabajar y trabajar.
Es una forma de utilizar la distracción de los ciudadanos, para perpetrar todas las atrocidades posibles, y poder, valiéndose del abuso del ejercicio del poder, celebrar alianzas delincuenciales, como lo vemos a diario.
Utilizar con toda la pomposidad, y el despliegue publicitario, una cena con la “gente de la calle”, dando mensajes de conmiseración, es precisamente, la formula que utiliza la extrema izquierda, para repartir las migajas, que caen de la mesa del rico Epulón, (del hombre rico y el mendigo Lázaro), y así, marcar el futuro que se le viene a los ciudadanos, de mantenerlos con subsidios, y sobrantes, haciéndolos creer sobre eventuales, y supuestas “bondades” que trae la miseria.
Preocupante esa bipolaridad gubernamental; psiquiátricos por montón, están generando con esas conductas, más inestabilidad social, sumada a los desequilibrios propios de las desigualdades habidas por siempre, después de la creación, porque unos han aprovechado las oportunidades de la vida, esos son los exitosos, y otros, carcomidos por la miseria, y la pobreza, se acostumbraron a vivir en ese estado de indignidad, que ni con el ministerio de la igual, pueden sanear esa deuda que todos los ciudadanos, unos en mayor, y otros, en menor medida, somo responsables, pero por sobre todo, por esa mentalidad vegetativa, nacida desde la familia, por ausencia de educación.
Ahora sin petróleo, pero con aviones, vehículos, pero sin combustible, en fin, el juego de las antítesis llevado a plan de gobierno; nada para avanzar, solo destrucción, y barbarie, se nos avecina.
Lo que faltaba, pensionados sin pensiones, sin sus ahorros, que son de su propiedad, y libre disposición; son fruto de su trabajo, intocables por el gobierno, porque solo se deben utilizar en financiar su propia subsistencia. Lo demás es delincuencial, porque se trata de atentar con personas camino a su propia indefensión.
De la imbecilidad colectiva