Por: Froilán Casas
Obispo de Neiva
Desde hace casi tres décadas los colombianos venimos pagando el IVA (Impuesto al valor agregado) y hay que ver las ingentes sumas que recoge el Estado por este concepto. Apliquemos esto a la vida de cualquier ciudadano. Hay gente que pasa por un cargo sin pena ni gloria. A duras penas vegeta. Es esa clase de personas que se quejan de todo y para todo tienen excusas. Viven protestando por todo y no aportan nada para solucionar los problemas. Son unas plañideras incansables. A toda persona aburren. Viven lamentándose del pasado sin hacer nada por cambiar el presente. Son los críticos de todo y los aportantes de nada. Estos especímenes, sí que le hacen daño a las empresas y a cualquier grupo humano.
Hay gente que no tiene iniciativa para nada. Suelen ser creativos para buscar razones para no trabajar y para decir que la situación anómala no depende de ellos, sino de los antecesores. Hay funcionarios que viven mirando el espejo retrovisor y no adelantan en nada a la empresa, porque la culpa la tienen los que le han antecedido. Son rémoras que viven a despensas de otros y nunca son gestores de su historia. Como se dice coloquialmente, “viven chupando rueda”. Con esa gente, nunca progresa un país. Dé valor agregado a lo que hace. Sea prospectivo, adelántese al presente, invierta para cosechar frutos. El que siembra tacañamente, tacañamente recoge, nos dice el libro Santo. No espere milagros para mañana, siembre hoy. No se queje de sus hijos, recuerde cómo los engendró y cómo los deformó. Si usted siembra vientos, cosecha tempestades. Hay gente que vive quejándose de su situación y no hace nada para transformarla. Hay gente que no brilla con luz propia, porque no quiere ser constructora de su historia. A donde quiere que vaya, deje huella; que lo recuerden a usted por el bien que hizo. No cabe duda, que en todas partes encuentra dificultades, pero hay que superarlas. No sea cobarde, no huya de los problemas, afróntelos con entereza de carácter y reciedumbre de espíritu. No le enseñe a su hijo qué puede comprar con el dinero, enséñele, qué no puede comprar con el dinero. Forme a su hijo con austeridad y templanza. Enséñele que la historia se construye con esfuerzo. Que los privilegios no existen. Déjelo fracasar para que aprenda. Es en los fracasos en donde más se aprende. La buena vida cansa y la mala amansa. Ayúdelo sí, para salir de la derrota, pero que él sea gestor de su desarrollo. Amigo lector, construya su futuro asumiendo el presente con responsabilidad. El futuro no viene por arte de magia o generación espontánea. Pregunta usted; ¿cómo será el mañana? Yo le respondo con otra pregunta: ¿cómo vive hoy? El futuro depende del presente. Lea y constate que todos los prohombres de la historia tuvieron que lidiar con muchas dificultades. La generación que sufrió la segunda guerra mundial reconstruyó a Europa central en menos de dos décadas. Por favor, construya la historia, sea gestor de la misma; sea gestor de su propio desarrollo, brille con luz propia. Sea proactivo no reactivo. Sea crítico no criticón.
