Como es tradicional, en tiempos preelectorales, los medios de comunicación y las diferentes organizaciones gremiales, impulsan el desarrollo de debates políticos con la participación de los aspirantes presidenciales, con el fin de conocer su pensamiento frente a las diferentes problemáticas que presenta el país. La opinión pública tiene la oportunidad de identificar los planteamientos que esbozan sus candidatos que buscan afianzar su credibilidad de sus simpatizantes. Desafortunadamente la indisciplina de los participantes y en muchas ocasiones con la anuencia de los que dirigen los debates, se convierten en una confrontación ideológica y peor aún, se enrostran sus antecedentes que desvirtúan el objetivo sano de estos encuentros.
Pero, lo peor es que algunas personas empiezan a ser virales cualquier planteamiento que de una u otra forma, demuestren sus formas de actuar en caso de ser elegido presidente de los colombianos. Lo hacen de una forma tergiversada de lo que expresan los participantes. Inclusive insultos y desagravios sin justa razón empiezan a circular a través de las redes con palabras fuera de contexto e irrespetuosas. No se respeta el pensamiento del otro, solo vale el del actor que lo publica. Esto es absurdo en pleno siglo XXI. No podemos volver a los hechos de violencia, que soportó la sociedad colombiana en las décadas del 50 y 60 del siglo pasado donde se asesinaba, solamente por ser liberal o conservador. Tenemos que desaparecer esos ADN, que mucho daño nos hizo.
No podemos seguir alimentando esos odios. Debemos tener madurez política. Nadie es dueño de la verdad política. Bajémonos del bus. Colombia vive una de las más profundas crisis sociales, económicas y políticas del siglo y para ello necesitamos líderes políticos que tengan en su cabeza, todas las problemáticas que la aquejan. Necesitamos grandes soluciones a deficiencias que presenta el bienestar general de las familias colombianas. Con ideologías arcaicas, con soberbia y arrogancia, no se pueden conjurar estas crisis. Se necesita sensatez, respeto y capacidad de trabajar en equipos con mentalidades diferentes para abordar las soluciones de fondo. El dolor, el hambre y las necesidades, no tienen color político. Así lo afirmaban nuestros ancestros.
Estamos a solo cuatro días de iniciarse la jornada electoral. Ya dos candidatos presidenciales, han decidido que no van a volver a participar en estos debates políticos. Rodolfo Hernández y Gustavo Petro, han tomado la decisión de aislarse hasta ahora, excepto que cambien de parecer a última hora. Igualmente, el electorado debe ser respetuoso con el pensamiento de los demás. No alimentemos los odios, ni las formas inamistosas, que colocan en serios aprietos los lazos de amistad que durante décadas hemos construido con nuestros amigos y familiares. No vale la pena. Ganen los que ganen, el próximo lunes debemos seguir con el trasegar diario de nuestras vidas.
