Por: Luis Alfonso Albarracín Palomino
He publicado este escrito en esta tribuna de opinión, en días anteriores, pero que considero de trascendental relevancia volver a enunciarlo a través de mi columna semanal, con el ánimo de generar sinergias positivas para el gobierno nacional, que sirvan de análisis constructivo para hacer un replanteamiento al estilo gerencial del primer mandatario de los colombianos Gustavo Petro y a su equipo de gobierno. Una de las cualidades que debe tener todo gobernante de un territorio, es la mesura y la prudencia al expresar cualquier tema gubernamental en los diferentes eventos oficiales donde participe. Cuando ésto sucede, se empieza a ganar el respeto de la opinión pública, por la altura intelectual y la claridad de sus ideas coherentes y ajustados a la realidad nacional. Inclusive debe tenerse en cuenta los efectos que pueden repercutir en el ámbito internacional.
Tal es la situación que está soportando el presidente Gustavo Petro Urrego, por las sucesivas declaraciones que emite a través de trinos o en actos públicos, que le están ocasionando un rechazo nacional en la mayoría de la población e inclusive entre su propio electorado que ha empezado a generar serias controversias por sus afirmaciones, que van en contravía de la lógica de su trasegar presidencial.
El primer mandatario de los colombianos merece todo el respaldo de la sociedad colombiana. Inclusive en los tiempos de crisis. Es bien intencionado. Pero hay que corregir de tajo, el ánimo ideológico, que lo ha caracterizado durante las dos últimas décadas que luchó para llegar a este cargo. Debe recordar que fue elegido por una amplia mayoría de votantes y ahora debe comportarse como presidente de todos los colombianos y no solamente gobernar para los sectores que lo eligieron. No debe auspiciar la polarización que ha caracterizado a este país, durante los últimos periodos presidenciales. Esta detestable división no se debe auspiciar. Por tal motivo, su equipo de trabajo debe atender los mismos lineamientos que debe utilizar el presidente cuando expresan sus políticas públicas, sin que afecten a los demás sectores que no son afectos ideológicamente. Esta improvisación debe terminarse durante el presente cuatrienio.
El futuro del país se siente amenazado seriamente por factores endógenos y exógenos. No son de poca monta. Pueden dar al traste todas las iniciativas gubernamentales que ha propuesto al país. No podemos minimizar las grandes problemáticas que posee el país: desempleo, corrupción alta inflación, dólar desbordado, alto déficit fiscal, inseguridad ciudadana, narcotráfico, grupos subversivos, alta deuda externa, deficiente infraestructura productiva, eventual recesión económica, la guerra entre Rusia y ucrania, futuro incierto de las relaciones con los Estados Unidos, dada la coyuntura política que se está viviendo actualmente en el país, entre otros factores, que está desencadenando un panorama incierto para toda la sociedad colombiana, sino se corrigen con tiempo, los enunciados en este escrito.
Con todo respecto, consideramos que el gabinete ministerial debe replantearse con distinguidos profesionales que sean competentes en sus carteras, con el fin de afianzar todas las iniciativas gubernamentales propuestas, siempre y cuando no afecten el aparato productivo del país y el bienestar general de la sociedad colombiana. Debe seguir generando una unidad nacional en torno a sus propósitos planteados. Nada de revanchismo. Deben escuchar atentos a los demás sectores de la vida nacional.