Por: Luis Alfonso Albarracín Palomino
En medio de la profunda crisis social y económica en que se encuentra sumida la sociedad colombiana provocada por la pandemia creciente del Covid y del paro nacional, que, tras 40 días, no se vislumbra una solución integral para buscar una salida que conduzca a contrarrestar esta escalada irracional de violencia, que se ha tenido, provocado por la presencia de organizaciones extremistas que han desdibujado la sana protesta pacífica en el país.
Actualmente tenemos una coyuntura económica resultado de la semiparálisis de las actividades económicas que ha presentado durante los últimos 14 meses y que se han agudizado desde el pasado 28 de abril por los bloqueos y taponamientos en las principales vías del país. Afortunadamente esta tensión social ha venido bajando su intensidad, dado el accionar de la fuerza pública, para recuperar la libre movilidad vehicular, al igual, por los acuerdos que han logrado alcaldes y gobernadores con los dirigentes de las movilizaciones, para destaponar los cordones viales.
Fedesarrollo estima que el renglón que más encajó el golpe de los bloqueos fue el de comercio, transporte y alojamiento, seguido de las industrias manufactureras en segundo lugar y el agro en tercero. Entre la industria, el comercio y el agro se concentraría el 80 % del costo total estimado por el centro de análisis. Igualmente, las mayores afectaciones, sin duda, llegan para los sectores que tienen una alta dependencia de la cadena de suministros y esto, en un mundo globalizado, nos involucra prácticamente a todos.
El paro nacional ha introducido una buena dosis de incertidumbre en un año que, de entrada, ya se presagiaba azaroso. Los efectos de los bloqueos, sumados a un escenario macroeconómico difícil, presentan un panorama con retos económicos y sociales. Para ello, el gobierno nacional, debe ser creativo e innovador para buscar recursos que conduzcan a atender las demandas sociales que se han presentado sobre la mesa de negociaciones.
El alto equipo económico, debe repensar la forma como obtener los recursos que se necesitan para equilibrar las finanzas públicas nacionales, sin necesidad de meterles la mano al bolsillo a los colombianos. Se deben explorar otras alternativas, con el fin de disminuir la tensión social que se ha desatado en el territorio nacional.
Se deben adoptar severas medidas de austeridad en el gasto público, control a la evasión, utilización de las reservas internacionales y una eventual emisión de dinero, así se vaya en contravía de la ortodoxia monetarista. Vale la pena aplicar estas medidas por la salud de la República. Los Estados Unidos han empezado a emitir dólares para conjurar la crisis económica que presenta el país más poderoso del planeta. La pregunta que me hago es que ¿por qué no se utiliza este mecanismo monetario en nuestro país? Será que se le daña el negocio al sistema financiero. Si es una medida buena para el país del Tío Sam, estoy seguro de que sería una genial alternativa para nuestro país, para sanear las finanzas públicas nacionales.
Pero la mayor incidencia se presenta porque la irresponsabilidad en el manejo racional del gasto público se ha convertido en una constante por parte de sus equipos económicos, que desbordan cualquier capacidad de ingresos, generando siempre permanentes desequilibrios o faltantes de recursos para financiar su funcionamiento y los respectivos Planes de Desarrollo.
