Por: Mario Solano
Durante los años 2000 y 2010, la energía solar y eólica recibieron un considerable apoyo por parte de gobiernos y empresas, gracias a sus promesas de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y menor impacto ambiental comparado con los combustibles fósiles. La rápida disminución de los costos de las tecnologías fotovoltaicas y eólicas, hizo que estas fuentes de energía fueran vistas como la solución ideal para combatir el cambio climático y asegurar un suministro energético sostenible. Se proyectaron como la panacea. Se pensaba que estas tecnologías podrían reemplazar las fuentes de energía más contaminantes. Sin embargo, a medida que el entusiasmo inicial se ha asentado, han surgido desafíos significativos que cuestionan la viabilidad exclusiva de estas tecnologías. Uno de los principales problemas es la intermitencia, dependiendo de las condiciones meteorológicas, que no siempre coincide con los picos de demanda. Los sistemas de almacenamiento, como las baterías de gran escala, aún presentan limitaciones en términos de costo, capacidad y duración. Además, la infraestructura necesaria para integrar estas fuentes de energía renovable en las redes eléctricas existentes, es compleja y muy costosa. Otro desafío es el impacto ambiental y la demanda de recursos naturales para la fabricación de paneles solares y turbinas eólicas. Además, aunque la energía eólica es limpia durante su operación, los efectos en la fauna local, como las aves y los murciélagos, y la huella ecológica de los grandes parques eólicos han sido objeto de estudio y debate. En este contexto, la energía nuclear ha reaparecido en el debate como una alternativa viable y, en algunos casos, como una solución preferida para garantizar una transición energética efectiva y segura. La energía nuclear ha resurgido como una opción prometedora, a pesar de las preocupaciones históricas sobre seguridad y residuos, los avances en tecnología nuclear están cambiando la percepción, ahora los reactores utilicen los residuos de generaciones anteriores, reduciendo así la cantidad de desechos. Los reactores de nueva generación, ofrecen mejoras significativas en términos de seguridad, eficiencia y reducción de residuos; Proporciona una fuente constante y fiable de electricidad, independientemente de las condiciones climáticas, lo que la convierte en una opción estable para cubrir la base de la demanda energética. El futuro del suministro energético probablemente será una combinación de diferentes fuentes, renovables y nucleares.
