De acuerdo con lo expresado por la presidenta de la Asociación Departamental de Institutores Huilenses, Ana Patricia Polanía, el panorama actual de la educación en Neiva, Pitalito y Huila es muy lamentable, porque definidamente presentan las condiciones de infraestructura inadecuadas en las Instituciones Educativas; igualmente no contaron con el concepto de los padres de familia, ni de los esquemas de vacunación que no se han completado, cuando se iniciaron las clases.
Aunque son sanas las intenciones gubernamentales para que el inicio de las clases escolares se desarrolle de manera presencial, pero con la utilización de periodos de alternancia, se deben ir con el fin de ir recuperando poco a poco, la dinámica educativa en el país.
Todos los actores involucrados en este asunto están de acuerdo en la necesidad de que los alumnos regresen a los salones, conscientes de todas las consecuencias que permanecer en las casas, trae para niños y que ya tantas veces han sido enumeradas, incluidos estos renglones. Hay que reconocer este punto de encuentro. Puede añadirse que la totalidad de voces: padres de familia, magisterio y Gobierno, también coinciden en la preocupación por generar condiciones seguras para todos aquellos que hacen parte de las comunidades escolares, sobre todo en un momento epidemiológico como el actual.
Pero hasta aquí llegan los consensos. Las autoridades nacionales, a través del Ministerio de Educación, y buena parte de las locales insisten en que llegó la hora de que la totalidad de los alumnos dejen atrás la virtualidad, apoyados en que se termine la totalidad del esquema de vacunación de profesores y personal administrativo de las instituciones educativas. Una postura favorable al regreso que también apela a las adecuaciones que se han hecho, aunque la ejecución del rubro destinado a este asunto es del 58,6 por ciento y a los protocolos de bioseguridad vigentes.
Es importante recordar así mismo que cada familia es autónoma en su decisión de enviar o no a sus hijos al colegio. Como también lo es reiterar que hasta la fecha no se ha demostrado que los salones sean focos de contagio, por lo que el riesgo de los adultos vacunados de contraer el covid-19 no es mayor en los planteles que en cualquier otro espacio.
Esto último no se puede perder de vista. Como tampoco lo que finalmente es fundamental aquí, que cualquier decisión que se tome, cualquier postura que se asuma, debe tener como principal sustento dos criterios: el bienestar de los menores y lo que en relación con el riesgo de contagio nos señala la evidencia científica, incluidas las bondades de la vacunación.