Definitivamente a medida que avanza el gobierno del cambio protagonizado por el Pacto Histórico y acompañado desde el congreso por los partidos tradicionales y la Alianza Verde; muchas de sus decisiones, anuncios y ejecutorias van comprobando su talante de lo que en política se conoce como demagogia populista que genera incertidumbre.
Para comprobarlo es necesario recordar las definiciones etimológicas y semánticas de cada vocablo y su incidencia en el lenguaje político.
La expresión demagogia viene del griego y significa literalmente “ ..estrategia utilizada para conseguir el poder político que consiste en apelar a prejuicios, emociones, miedos y esperanzas del público para ganar apoyo popular, frecuentemente mediante el uso de la retórica, la desinformación y la propaganda..”.
A su vez, el populismo lo define la ciencia política como “ ..la tendencia política que dice defender los intereses y aspiraciones del pueblo..”
Y la incertidumbre la define la real academia como “ falta de seguridad, de confianza o de certeza sobre algo, especialmente cuando crea inquietud..”
Como se observa, las tres definiciones anteriores reflejan con mucha precisión el ambiente que hoy se percibe en las realidades del colombiano común y corriente, agravadas por el entorno global de la economía y la geopolítica que se manifiestan en la recesión; la inflación; la migración; los conflictos bélicos que amenazan la paz mundial; y los escándalos de corrupción política y administrativa que amenazan seriamente la vigencia de la democracia.
En este claro escenario, es posible señalar a modo de ejemplo, tres decisiones del gobierno que generan temor y desconfianza.
El primero y quizá el más grave, la propuesta de la llamada “paz total” en donde se observa una línea muy delgada entre negociación política y sometimiento a la justicia. No es aceptable que se confunda de manera maliciosa una negociación política con el ELN y de igual manera se pretenda realizarla con las disidencias de la Farc, pues estas desconocieron los acuerdos y retomaron sus actividades criminales sustentadas en el narcotráfico. Tampoco es aconsejable ofrecer indultos o amnistías, reservadas por la constitución y la ley a los sectores armados que combaten la institucionalidad democrática, pero que nunca podrán tener como beneficiarios a los grupos criminales, narcotraficantes, paramilitares, etc, pues para ellos lo único posible es sometimiento a la justicia.
El anuncio del presidente y su ministra de minas y energía, ratificado ayer en el encuentro económico global de Davos-Suiza-, según el cual, no habrá mas exploración de petróleo y gas en Colombia, con el falso argumento de acelerar y consolidar en cuatro años la transición energética para combatir el cambio climático.
Esta decisión contiene unos elementos muy fuertes de afectación a las finanzas públicas con las cuales se promueve el desarrollo nacional y regional; las políticas del gasto social para los sectores más débiles de la población y por otra parte, espanta y ahuyenta la inversión extranjera que afectaría el empleo y el crecimiento económico, aspectos indispensables para la estabilidad social e institucional.
Y el anuncio que ya parece una decisión, en el sentido de no incrementar el valor de los peajes aplicando el 13,2% de inflación, es una medida muy típica del populismo demagógico. Se entiende, porque con el alza progresiva del valor de los combustibles, elemento típico inflacionario; el gobierno pretende falsamente proteger el bolsillo de los colombianos con tal medida, pero la realidad es que ese incremento esta pactado en los contratos de concesión vial y es ineludible su reconocimiento y pago por parte del gobierno.
Es tan real el asunto que el propio ministro de Hacienda tuvo que reconocer que dicho incremento se pagará con los recursos que se recauden con la reforma tributaria. Ello entonces conduce inexorablemente a demostrar que ese muy significativo valor lo pagaremos todos, hecho que descubre la demagogia populista de la medida.
Por otra parte, el teatro montado alrededor de la orden de acabar los contratos de prestación de servicios en los organismos del Estado en todos sus niveles, que son cerca de 800 mil; para iniciar una formalización laboral incluyéndolos en la nómina estatal; orden que se tuvo que suspender ante el reclamo de los congresistas de la coalición, dado que en dichos contratos se sustenta el clientelismo electoral que es indispensable mantener ante la inminencia de las elecciones regionales y locales de octubre.
Allí se construye la pirámide del clientelismo político que ha conducido a la aberrante corrupción que padecemos.
COLETILLA.- Con beneplácito de registra la invitación a reunificar el uribismo huilense en reunión convocada para el próximo domingo 22. Es el único sector político de oposición que requiere consolidarse para enfrentar en democracia los desafíos del populismo demagógico.