Por: Hugo Fernando Cabrera Ochoa
Nuevamente, en lugar de presentar propuestas para la solución de los múltiples problemas del país, los candidatos a la presidencia de la república en complicidad con los medios de comunicación, sobre todo los de cubrimiento nacional, se han dedicado solamente a atacarse, difamando uno del otro, sacándose los cueros al sol, señalando los pecados de cada una de las personas que los respaldan, para que la gente no se incline por el mejor, sino por el menos peor.
El común denominador de la recta final de la campaña presidencial es la ausencia de propuestas serias, estudios claros y soporte técnico validado por expertos; la gran estrategia de los dos candidatos, es la de la detracción y para ello se han valido de todo lo que las TIC (Tecnologías de la información y las comunicaciones) les pueden ofrecer.
El día de ayer la Revista Semana hizo público un video en el que un senador, persona cercana a una de las campañas, opina acerca de cómo proceder frente a una serie de situaciones que se han venido presentando, lo cual es común en todos los equipos que apoyan y soportan una propuesta política, sea para el nivel que sea; por estas épocas siempre hay reuniones, análisis profundos sobre situaciones y opiniones, que algunas veces son acogidas y otras rechazadas, por parte de quienes participan de estas juntas.
En esta misma semana, luego de oficializarse la alianza de unos bendecidos delfines en favor de otro candidato, también inmediatamente salieron en redes, audios e imágenes en los que el aspirante favorecido descalificaba a sus nuevos apoyos, pero además la contraparte prorrumpía expresando que ellos no habían llegado a sus huestes porque las exigencias burocráticas y económicas eran incumplibles.
Supongo que los nueve días que faltan, antes del 19 de junio, van a estar plagados de ataques, injurias, calumnias, chuzadas, hackeos, noticias en torno a todo este juego, y pauta publicitaria pagada a través de internet y medios convencionales, colmada de agresiones y otros ingredientes propios de la competencia desleal, orientada por diferente tipo de perversos asesores de marketing político. En este momento el tamaño de las heridas que se abran no tiene importancia porque la pelea es por el poder, ese es el objetivo fundamental, cueste lo que cueste.
El pueblo colombiano, asombrado ante tanta cosa, en una gran proporción todavía no toma partido y se mantiene indeciso frente a la tarea de elegir a quién apoyar; por ejemplo en la última encuesta del Centro Nacional de Consultoría, en la que se evaluaba la intención de voto para la segunda vuelta, el 9,4% de los consultados respondió que no sabe, no responde; acerca de la pregunta relacionada con su decisión frente a los comicios, el 1,7% dijo no votar por ninguno de los dos y el 3% expresó la intención de sufragar en blanco. Lo de los porcentajes entre los candidatos se los dejo de tarea, los pueden encontrar en Semana.com.
Lo cierto es que ese 9,4% puede ser definitivo a la hora de determinar quién será el próximo gobernante de los colombianos.
Mientras tanto tendremos que estar atentos a las denuncias de parte y parte, por el desarrollo de unas contiendas colmadas de prácticas antiéticas, por el apetito voraz del triunfo electoral.