La tasa de desempleo juvenil en el mundo ha alcanzado su nivel más bajo en los últimos 15 años, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Sin embargo, la buena noticia viene acompañada de un creciente temor por la calidad de los empleos disponibles, lo que ha generado una «creciente ansiedad» entre los jóvenes trabajadores, destacó la OIT este lunes.
Los datos revelan que, aunque el número de jóvenes desempleados a nivel global se ha reducido a cifras históricas, regiones como Asia, el Pacífico y el mundo árabe, así como las mujeres, no están disfrutando plenamente de los beneficios de esta recuperación económica post-COVID-19. En estos lugares, la creación de empleos de calidad sigue siendo un desafío considerable.
América Latina, por su parte, ha mostrado una disminución notable en su tasa de desempleo juvenil, registrando un descenso de 4,5 puntos porcentuales, situándose en un 13,4%. Este es un dato positivo en apariencia, pero la realidad laboral en la región revela una situación más compleja. La mayoría de los empleos disponibles son de carácter temporal, precario o informal, lo que refleja una falta de estabilidad y seguridad para los jóvenes trabajadores.
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La OIT ha subrayado la importancia de enfrentar las tendencias demográficas, como el «terremoto de la juventud» en África, y la necesidad urgente de crear empleos decentes para garantizar la justicia social y la sostenibilidad económica global. A pesar de la disminución en las cifras de desempleo juvenil, millones de jóvenes en todo el mundo siguen luchando por encontrar un trabajo que les ofrezca seguridad y condiciones dignas.
El informe de la OIT también pone de manifiesto que, aunque el desempleo juvenil global cayó al 13% en 2023, por debajo de los niveles anteriores a la pandemia, la recuperación no ha sido uniforme. En Asia Oriental, los Estados Árabes y Asia Sudoriental y el Pacífico, las tasas de desempleo juvenil han seguido una tendencia ascendente, con incrementos notables.
Sara Elder, jefa de Análisis del Empleo y Políticas Públicas de la OIT, señaló que las disparidades regionales en la recuperación del empleo juvenil son un reflejo de las profundas desigualdades económicas y sociales que persisten en el mundo.
En América Latina, la situación es particularmente preocupante. La incidencia del empleo temporal, definido como trabajos con contratos de duración inferior a 12 meses, ha aumentado en las últimas dos décadas en la región. Cuando se suman los trabajos por cuenta propia, que también carecen de la seguridad que brinda la protección social, el informe concluye que más de la mitad (51%) de los jóvenes trabajadores adultos en América Latina y el Caribe se encuentran en empleos inseguros.
La OIT advierte que, aunque la disminución del desempleo juvenil es un paso positivo, no se debe perder de vista la calidad de los empleos creados.
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