Treinta años después
Por: Margarita Suárez
Hoy cambio de tercio y me olvido de pandemia, paros, plantones, vandalismo y hasta de las exitosas Marchas del Silencio, para meterme al ruedo taurino. Dejo a un lado las preocupaciones para pasar a exaltar al torero más grande que ha dado Colombia en la historia, el hoy retirado César Rincón, que acaba de celebrar 30 años de la más importante gesta histórica en la Plaza de Las Ventas de Madrid, España. El Centro de Asuntos Taurinos de la Comunidad de Madrid, le rindió homenaje en el mismo lugar donde pasó a ser el “Nobel del Toreo”, como lo calificó Guillermo Plazas Alcid en una conversación que tuvimos en aquella época, comparando su triunfo con el de García Márquez en las letras. César salió seis veces por la Puerta Grande de Madrid, el máximo reconocimiento en una tarde gloriosa, de ellas cuatro veces seguidas. Antes de Rincón nadie había logrado su récord en 300 años de historia de la tauromaquia. Sus colegas y demás gente del toro, se reunieron en el ruedo de la Plaza de Madrid, conocida como la catedral del toreo, y en un acto simbólico lo sacaron en hombros por la Puerta Grande, asegurando que querían que Rincón completara su séptima salida. Fue algo épico, muy emotivo y muy merecido. César Rincón es un ícono de la torería mundial y es colombiano. Lo más ejemplarizante es la historia del propio César que superó la pobreza extrema, además de la pérdida de su madre y su hermana asfixiadas tras un incendio que produjo una veladora puesta a la Virgen para pedir por César quien se encontraba en España probando suerte, ese día toreaba una novillada. Hay que recordar también la gravísima enfermedad que casi le cuesta la vida y lo tuvo alejado de los ruedos por varios años. Increíblemente a su retorno volvió a salir por la Puerta Grande de Madrid. La historia del Maestro Rincón es tan meritoria que un grupo de empresarios internacionales lo contrató para recorrer varios países presentándose en elegantes auditorios, relatando su vida, muy bien trajeado y con un amplio despliegue tecnológico, lo cual fue un éxito total. Llenaba escenarios y hasta presentaba fragmentos de una película que le hicieron periodistas franceses cuando comenzó su carrera siendo todavía un niño. Dios guarde al gran César.