Mauricio Rivera Ramírez, pariente lejano del escritor huilense José Eustasio Rivera, llegó al Huila, para aportar su trabajo de investigación sobre la vida, obra y muerte del autor de “La Vorágine”, ad portas de conmemorarse los 100 años de la primera publicación.
Diario del Huila, Entrevista
«Después de La Vorágine» fue la conferencia llevada a cabo en el Centro Cultural del Banco de la República Neiva para conmemorar el centenario de la obra de José Eustasio Rivera, ilustre escritor huilense. La charla estuvo a cargo de Mauricio Rivera Ramírez, bisnieto del autor.
En entrevista con Diario del Huila, Mauricio Rivera compartió reflexiones sobre la vida, obra y legado de José Eustasio Rivera, cuya trascendencia perdura incluso cien años después de la publicación de «La Vorágine». Rivera Ramírez, quien ha desarrollado un profundo interés por esta obra, reveló que está dedicando su tiempo a la creación de una serie televisiva basada en la vida del escritor.
¿Cuál es su parentesco con José Eustasio Rivera y cómo llega a él?
Mi vínculo con José Eustasio Rivera se remonta a mi tatarabuelo, Toribio Rivera, un general de las tropas conservadoras durante la guerra de los Mil Días, y hermano de Eustasio, progenitor del renombrado autor de La Vorágine, obra que este año celebra su centenario.
¿Qué lo motivó a profundizar en la vida y obra de José Eustasio Rivera?
Mi interés por José Eustasio Rivera se despertó al encontrarme con La Vorágine durante mis años de colegio, aunque inicialmente la lectura no me atrapó. Sin embargo, en mis veintes, mientras convalecía de una enfermedad, decidí darle otra oportunidad al libro y quedé completamente cautivado. Desde entonces, mi fascinación por su obra ha ido en aumento. Descubrir más sobre el autor y su vida se convirtió en una obsesión, y todavía siento que hay mucho por explorar en esta apasionante historia.
¿En qué momento se da cuenta de su conexión con el legado de José Eustasio Rivera y la importancia de su obra?
Siempre supe que tenía una vena artística, un talento que se dice corre por la familia, según me cuentan mi mamá y mis tíos. Sin embargo, fue después de esa primera lectura de La Vorágine cuando mi interés se volvió más consciente y dedicado. Mientras escribía mis primeros cuentos, me di cuenta de la magnitud de la obra literaria de José Eustasio y de la relevancia de su legado.
A partir de ahí, inicié una investigación más profunda. Durante mi doctorado en Australia, exploré casos como la Masacre de las Bananeras en «Cien años de soledad» de Gabriel García Márquez y la traición de Bolívar al almirante Padilla. Mi objetivo era conectar el mundo literario con la televisión e internet. Al finalizar mi doctorado, me di cuenta de que el caso perfecto para este propósito era el de José Eustasio Rivera y La Vorágine, una obra que no solo refleja la Colombia de hace cien años, sino también la de antes y después de su muerte.
¿Cuántas veces ha leído el libro y qué ha descubierto en sus múltiples lecturas?
He tenido el privilegio de sumergirme en las páginas de La Vorágine unas seis veces. En cada lectura, he encontrado fascinantes descubrimientos, especialmente en lo que respecta al lenguaje y la estructura de la obra. Me he enfocado en analizar cómo el autor, de manera magistral, introduce y desarrolla a cada personaje, otorgándoles un valor crucial en la trama.
En mi última lectura, he analizado cómo el autor dosifica la información de manera cautivadora, manteniendo a la audiencia en vilo y sorprendiéndola con revelaciones posteriores. He observado cómo la historia se desenvuelve no solo a través de los protagonistas, como Arturo Cova y Alicia, sino también a través de cada personaje secundario.
¿Cuál es el trabajo que está llevando a cabo para mantener viva la obra de José Eustasio Rivera?
Actualmente, me encuentro inmerso en una fase de preproducción cinematográfica. Una exhaustiva investigación ha precedido a esta etapa, abarcando más allá de La Vorágine e incluyendo la notable biografía escrita por el maestro chileno Eduardo Neale Silva y obras de Isaías Peña, entre otros.
Mi búsqueda de material no se detiene, y cuando estoy en Colombia, aprovecho para explorar las librerías de libros usados en Bogotá en busca de cualquier tesoro literario relacionado. Además, he comenzado la producción de un documental, realizando trabajo de campo en lugares emblemáticos como La Chorrera en el Amazonas y la ciudad de Neiva.
También he estado compartiendo mis conocimientos a través de charlas, donde expongo la idea de estudiar la evolución de Colombia y América Latina a través del prisma de la vida, obra y muerte de José Eustasio Rivera.
¿Qué ha descubierto en este proceso?
Este proceso de investigación me ha revelado que la historia no es lineal, sino un ciclo que se repite. Reflexionar sobre la vida de José Eustasio Rivera me ha permitido identificar paralelismos entre su época y la nuestra: el sectarismo político, la corrupción en las altas esferas del poder, la influencia de Estados Unidos y las grandes corporaciones multinacionales. Los mismos conflictos que enfrentó el autor siguen presentes en nuestra sociedad contemporánea, pero en una escala amplificada.
Además, he observado un cambio significativo en los últimos cien años. Cuando Rivera escribió La Vorágine, la sociedad veía la selva como una fuerza imponente e indomable que devoraba a quienes se aventuraban en ella sin permiso. Sin embargo, en la actualidad, lamentablemente, esta percepción ha cambiado.
La deforestación, la ganadería extensiva, la explotación maderera y el narcotráfico han debilitado profundamente la Amazonía, llevándola al borde de la destrucción. La presión humana sobre este ecosistema es evidente, y si no tomamos medidas urgentes, las consecuencias serán irreparables.
¿Existe una deuda pendiente con José Eustasio Rivera por parte de los huilenses?
Aunque mantengo un vínculo familiar y afectivo con Neiva, debo admitir que no estoy tan familiarizado con la realidad de la región. Sin embargo, creo firmemente que como colombianos, tenemos una deuda que saldar. Más allá de los homenajes, y como lo señalaba José Eustasio Rivera, lo que realmente le importaba no eran los reconocimientos, sino que se prestara atención a sus denuncias.
Ese es el verdadero tributo que debemos rendirle. Aunque la construcción de monumentos puede ser un gesto significativo, es crucial que dirijamos nuestra atención hacia las comunidades menos favorecidas y hacia la cruda realidad de la selva.
¿En qué etapa se encuentra el proyecto documental y cuándo podremos ver el trabajo los huilenses?
El proyecto va más allá de un simple documental, ya que está concebido como una serie. Está planificado que coincida con el centenario de la publicación de La Vorágine en 2024, y con el centenario de la muerte de José Eustasio Rivera en 2028.
El primer capítulo está programado para lanzarse este año, específicamente el 24 de noviembre. Aunque se espera su estreno en Neiva, mi participación podría verse afectada por mis compromisos en Australia. Sin embargo, espero poder contribuir al producto como parte de la celebración del centenario.
¿Cómo se está financiando el proyecto?
Actualmente, el proyecto se financia de forma independiente, con recursos propios y un gran esfuerzo. Sin embargo, estamos en proceso de buscar apoyo externo y estamos a la espera de una respuesta positiva para avanzar en este sentido.
¿Guarda la familia de José Eustasio Rivera alguna reliquia?
Dentro de mi línea familiar, que no es la más directa, conservamos una carta sumamente interesante enviada por el general Toribio Rivera, mi tatarabuelo y destacado caudillo conservador, al entonces ministro de Educación Marco Fidel Suárez, quien más tarde llegaría a ser Presidente de la República de Colombia.
En esa carta, el general Rivera expresa sus quejas respecto a un discurso pronunciado por José Eustasio en la ceremonia de graduación de un colegio de señoritas. Aunque no refleja necesariamente un aspecto positivo, es sin duda un testimonio relevante para la historia familiar.
En cuanto a la familia extendida que he tenido la oportunidad de conocer a través de este proceso, las hermanas de don Eustasio tuvieron una notable trayectoria, moviéndose por todo el país y contrayendo matrimonio. Un pariente, Sergio Calderón, a quien tuve el gusto de conocer el año pasado, tuvo el privilegio de descubrir los escritos originales de La Vorágine, los cuales ahora reposan en la Biblioteca Nacional.
Sin embargo, aún queda mucho trabajo por hacer para descubrir más reliquias relacionadas con la vida y obra de José Eustasio Rivera. Esperamos con ansias poder hallar el equivalente al «Santo Grial», quizás algún fragmento de lo que habría sido su segunda novela, «La Mancha Negra», en la cual tenía previsto abordar el tema de la industria petrolera. Como congresista, José Eustasio lideró una comisión investigadora y participó en debates denunciando los abusos de la emergente industria petrolera en Colombia.
¿Qué viene para Mauricio Rivera? ¿Regresará a Australia?
Mi esposa y yo hemos venido al Huila con la intención de trabajar juntos, y nuestra idea es regresar a Australia en julio. Durante nuestra estancia allí, tenemos planeado realizar una visita al sur de Asia. Aprovechando este viaje, estoy buscando establecer contactos para investigar sobre los orígenes de la industria del caucho en esa región, la cual tuvo inicio a través de Henry Alexander Wickham. Wickham fue responsable de obtener clandestinamente alrededor de 70,000 semillas del árbol de caucho en el área de Santarém, Brasil, en 1876.
Estas semillas fueron contrabandeadas hasta el Jardín Botánico Real de Kew, desde donde se enviaron plántulas a diversas regiones como Ceilán británico (actualmente Sri Lanka), Malasia británica (península de Malasia), Singapur (aunque este último no se usó para la producción de caucho), África, Batavia en las Indias Orientales Neerlandesas (actual Yakarta en Indonesia) y otros destinos tropicales.
Este evento marcó el inicio de la expansión de la industria del caucho fuera del Amazonas, lo que eventualmente llevó a la decadencia de la producción en la región amazónica. Curiosamente, ni las denuncias presentadas en La Vorágine, ni las protestas de los peruanos, ni siquiera los escándalos y actos bárbaros pudieron detener este cambio. Al final, fueron los británicos quienes dominaron el panorama.