EL RINCÓN DE DIANA
Por: Diana Montes
Toda madre es siempre una luz que guía el camino armonioso de la humanidad, es una senda de amor por la que todos transitamos y es un jardín florido que alimenta el alma con sus aromas de ensueños y caricias. Por esta razón, desde la antigua y floreciente cultura griega se ha dedicado un día del año para hacerle a este ser maravilloso un reconocimiento de afecto y de cariño; pero esta iniciativa, en nuestra querida América surgió por la intensa presión de Ann Marie Jarvis en todos los estados de Estados Unidos para que se estableciera un día en honor a ellas, ya que este homenaje no solamente lo merecía su madre sino todos estos seres que han generado vida humana. En este sentido el presidente Woodrow Wilson del mismo País, firmó un proyecto de ley en donde se estableció el segundo domingo de mayo como el día de las madres. Este hecho se ha reproducido en todos los países del mundo y en Colombia se legalizó mediante la ley 28 de 1925 con la firma del presidente Pedro Nel Ospina.
Desde esa época hasta estos días, nuestras madres han sido motivo de admiración, reconocimiento y de exaltación en el ámbito de cada uno de sus hogares y, en algunas circunstancias, en el panorama Institucional de algunas entidades Educativas y del Estado.
La madre, como mujer integral que es, ha sido el principio creativo que ha fecundado la existencia, no solo de la vida sino de todas las costumbres que han enriquecido las políticas de desarrollo social, económico y cultural de todos los pueblos: El brazo de la mujer siempre ha sido el soporte del progreso, el avance, la persistencia y el florecimiento de todos los procesos que enorgullecen a la civilización. Así la hemos visto actuar no solo en su hogar sino también en el campo laboral, en la empresa, en la política, en la educación, en la investigación, la ciencia, la tecnología y en las artes. Este maravilloso ángel de la vida es la fuerza que acompaña al hombre en todas sus tareas, desde la más tierna infancia hasta las desempañadas por altos ejecutivos de la política y de la industria; es quien aporta en forma singular todo el sentido humano de la sociedad que va enriqueciendo la historia de las naciones. Sin la mujer no hay amor, no hay progreso, no hay humanidad, no hay convivencia, paz ni armonía. La mujer, como madre, es el sumun del amor que vibra en el corazón de todos los seres.