Por: Juan Camilo Restrepo
El gobierno ha reglamentado los tres días sin IVA del 2022. El primero de ellos fue el viernes pasado, dos días antes de las elecciones. Parece ser una fecha escogida con más propósito político que sustento técnico.
Los días sin IVA no se justifican en el 2022, por las siguientes razones: En primer lugar, si de apoyar la recuperación del sector comercial se trata ello carece completamente de sustento. Si hay algún sector que se ha recuperado satisfactoriamente es precisamente el comercio. Más aún: el buen crecimiento de la economía durante el 2021 se debió a un inusitado incremento del consumo de los hogares que creció al 20% en términos nominales y al 14% en valores reales. Ningún sector de la economía viene creciendo como el comercio. Por lo tanto, inyectarle en este año 3 dosis de estimulante fiscal adicional carece completamente de razón.
En segundo lugar, estamos atravesando una época de altísima inflación. No sólo en Colombia, por supuesto, sino en el resto del mundo. El incremento de precios anda en niveles anualizados cercanos al 8% (5 puntos porcentuales por encima de las metas del Banco de la República). La economía colombiana requiere que se le enfríe. No que se eche gasolina sobre la llama inflacionaria que cada vez se vislumbra más amenazante. La alta inflación no se causa desde luego por los 3 días sin IVA, pero ellos lanzan un mensaje equivocado que atiza el alza de precios.
Y, en tercer lugar, el costo fiscal sigue siendo muy alto: Fenalco ha anunciado que aspira a que las ventas del solo primer día sin IVA sean de $8 billones. Esto significa que, aun calculando muy por lo bajo, el costo fiscal de esta innecesaria medida (es decir, el IVA que se deja de recaudar) no será inferior a $ 1 billón. Dinero que quedaría mucho mejor invertido en otras actividades económicas diferentes de estimular este tipo de gastos que, como ya nos lo han enseñado las experiencias anteriores, beneficia principalmente a sectores de altos ingresos económicos y a grandes cadenas comerciales.
Las perspectivas de la inflación no son nada buenas. Vamos a tener un primer semestre de precios altos, sobre todo de alimentos, que golpean inmisericordemente a las gentes desocupadas, informarles o en condición de pobreza.
No se entiende por qué el gobierno, buscando aplausos que no necesita del sector comercial, distrae recursos que debería orientar prioritariamente hacia otros sectores más desvalidos de la sociedad. Grave inconsistencia. La situación fiscal del país no está para hacer regalos innecesarios.
En una promoción de los días sin IVA que ofende la inteligencia, el gobierno ha dicho con gran desparpajo: “¡Todos vamos a ahorrar! Invitamos a los colombianos a participar en el primer día sin IVA de este año, que se realizará el próximo 11 de marzo”. De manera que ahora la feria consumista – innecesaria y costosa a la que se está convocando – es una jornada de ahorro. ¡Habrase visto!
La repudiable invasión de Rusia a Ucrania y las consecuencias económicas que ella traerá para la economía colombiana, deberían hacer al gobierno mucho más circunspecto antes de decretar otra seguidilla de día sin IVA como acaba de hacerlo. Por ejemplo: la importación de abonos y fertilizantes y en general de materias primas para la agricultura se van a encarecer aún más con la crisis de Ucrania. Afectando nuestra agricultura y el precio de los alimentos que ya están por las nubes. Todas estas son razones, los días que vienen no tienen IVA, pero tampoco justificación.