Otro error histórico está cometiendo el presidente de la República, Gustavo Petro Urrego al convocar solamente a los gobernadores electos que solo tuvieron algún respaldo del Pacto Histórico en algunas regiones del país. Cuando se pregona a los cuatros vientos de buscar la unidad nacional, con esta convocatoria está generando más divisiones en los diferentes sectores de la opinión pública. Así no se logran consensos. Esa clase de odios entre algunas vertientes políticas, no le hace bien a la salud de la democracia del país. Se debe replantear este estilo de gobierno propio de las dictaduras. Estamos en un Estado Social de Derecho, donde se respetan las diversas ideologías, sin afectar a sus contradictores. Hay que replantear estos estilos arcaicos. Todos conocemos de acuerdo con los resultados de los comicios regionales del pasado 29 de octubre, que el sector afecto a su gobierno, recibió una paliza electoral y no se puede desconocer, que, si siguen con estas actitudes, las próximas elecciones presidenciales, puede suceder lo mismo.
Esta de por medio el futuro del bienestar de toda la sociedad colombiana. Atrás deben quedar esos sectarismos absurdos. La sociedad colombiana no debe padecer de esta hirsuta polarización que corroe los cimientos democráticos de Colombia. Con ello, están en vilo la aprobación de las Petro Reformas que se encuentran en discusión en el legislativo. Todos los medios de comunicación y las redes sociales, así como lo plantea la casa de Nariño, el país avanza hacia un nuevo escenario: la división entre los gobernadores que el presidente Gustavo Petro considera que son afines a su ideario político y quienes han mantenido posturas críticas con su gestión. Se trata, evidentemente, de un hecho que va en contravía del gran acuerdo nacional y que puede agudizar el ambiente de polarización que se generó por la coyuntura electoral. El Gobierno Nacional no manda una buena señal dividiendo y priorizando su interlocución por grupos de amistad a los mandatarios recién electos.
No pueden existir gobernadores y alcaldes de primera y de segunda clase. Esa invitación segmentada es discriminatoria. No es una buena señal de su gestión presidencial, que se debe castigar a las regiones donde no ganó el Pacto Histórico. Es algo absurdo y arcaico. Es risible en el ambiente de la opinión pública nacional e internacional esta salida en falso. Mientras el país entero, sufre de una ingobernabilidad porque no se están planteando soluciones estructurales a las grandes problemáticas regionales, podemos hacernos una pregunta: ¿Cómo puede un mandatario seccional de Chocó o Cauca, que están al margen de su orientación política, entrar a resolver un paro armado o el secuestro de un centenar de militares por parte de las disidencias? Así este fenómeno ocurre en el resto de los 17 gobernadores electos que no fueron invitados a esta cumbre.