Por: Álvaro Hernando Cardona González
Aunque no podemos entrar a un verdadero detalle sobre lo que pasa en Colombia en materia económica, empleo, legalidad de empleo, aumento de calidad de vida y más riqueza, sí queremos dejar al respecto unas reflexiones.
En el estudio que se puede consultar en Dorner, Dietrich, The Logic of Failure: Why things go wrong and what we can do to make them right (Nueva York: Metropolitan Books, 1996), se descubrió que, al administrar un país simulado en un programa de computador, es la cautela y el sopeso de decisiones el que hace exitosa la gestión pública. El ejercicio se hizo imaginando un país con pobreza, con población creciente, economía deficitaria, geografía difícil, falta de infraestructura y con ocasionales calamidades como sequias, lluvias y pestes. Y se trataba “de desarrollar este país de mentiras a través de un juego de rol donde el participante todopoderoso podía tomar las decisiones necesarias para sacar adelante a sus conciudadanos digitales, haciendo todas las cosas que un gobernante debería hacer para convertir a su nación inventada en una potencia mundial”.
Los economistas, ambientalistas, sociólogos, científicos, ingenieros, expertos en desarrollo y estudiantes e inexpertos. Sin embargo, algo curioso ocurrió ya que en la medida en que el juego avanzaba, la simulación al futuro de las decisiones de los expertos mostraron sus falencias.
Los organizadores tomaron nota de las reacciones de los participantes y cuando las cosas empezaban a salir mal la respuesta usual era cinismo y soberbia (ante la hambruna: “la gente se tiene que morir de algo”, ante el fracaso de un proyecto: “solo es darle un poco más y lo logramos”, ante el error: buscar a un culpable). En cambio, la fórmula del éxito resultó bastante sencilla. Como los inexpertos sentían que no sabían de nada, tomaron cada decisión con escepticismo, verificando las consecuencias de cada acto y cuestionándose las interrelaciones entre una decisión y la otra. “Mientras los expertos obraban con la certeza de los conversos ella procedía con la cautela de los incrédulos”. Y así ganó.
Necesitamos un gobierno que sopese los efectos de sus decisiones. Que sea capaz de ver efectos en el futuro, las consecuencias.
Hoy están disminuyendo las ventas de inmuebles y vehículos, no aumentan los arrendamientos de locales comerciales (incluso son ostensibles los cierres y aumenta la ocupación del espacio público, las inversiones y la generación de empleo frenaron en seco, y el ahorro aumenta junto a la compra de divisas. Aumenta la población y existe pobreza.
No necesitamos aumentar empleo público, porque no aumenta la riqueza y es necesario aumentar el recaudo para sostenerlo, desestimulando aún más la empresa. Cada decisión pública debe sopesarse analizando el impacto en la economía. Urgente: necesitamos.