La sociedad colombiana está acostumbrada a escuchar a través de los medios de comunicación los dramas humanos y relatos de los usuarios que acuden a las instituciones de salud en busca de una atención inmediata, para superar sus dificultades orgánicas que día tras día se vuelven recurrentes, por las deficiencias que se presentan en dichos servicios. Frecuentemente se habla desde el gobierno, que se ha superado el problema en esta materia, pero en la realidad, las regiones han estado viviendo otra dimensión por la deficiente prestación de este servicio, para atender las urgencias y recuperación de los usuarios enfermos que acuden a la diversa oferta hospitalaria en el país.
Es muy triste ver las salas de urgencias que se encuentran atestadas de enfermos, que no encuentran una atención adecuada para recuperarse, porque escasean los medicamentos y los equipos médicos indispensables y los que hay, no alcanzan para todas las personas que acuden a las mismas. Los Especialistas son escasos y las citas se las dan para un largo plazo, como si las enfermedades graves tuvieran espera. Los medicamentos que formulan son genéricos y en muchas ocasiones, las fórmulas que generan los profesionales de la salud se encuentran encasilladas en un menú de diez remedios que son las que sirven según ellos, para curar todas las enfermedades que padecen los colombianos.
Esta situación fue abordada por el presidente de la Asociación de Veeduría Nacional en Salud, José Villamil, quien en su visita a Neiva analiza varios temas que preocupan en el contexto de las EPS, el rol que cumple Supersalud y la garantía de derechos de los usuarios. Solo el 35% de los recursos destinados por el gobierno nacional, se utilizan para la inversión en el sector salud. El resto queda en medio de los intermediarios.
Igualmente, en entrevista para este medio aseguró que las fallas de capacidad resolutiva de las EPS para garantizar los servicios especializados es uno de los temas que más preocupa, este país no cuenta con una demanda de médicos especialistas, y ahí ya hay una falencia. En el país los médicos no pueden especializarse porque les cuesta mucho, y tampoco se les ofrecen alternativas para poder hacerlo. En cuanto al tema de medicamentos y tratamientos de enfermedades huérfanas como el cáncer, es lo más preocupante.
Pero, más allá de estas disparidades existentes, lo cierto es que el país no tiene dinero para financiar los servicios no contenidos en los planes de beneficios, por lo que urgen acciones decididas para enfrentar este monstruo que amenaza con quebrar el sistema de salud, dadas las demandas crecientes a través de tutelas, el elevado costo de las últimas tecnologías sanitarias, en un contexto donde los límites parecen no existir.
