La salvaguarda a las importaciones de leche de Estados Unidos, solicitada por FEDEGÁN, no es un asunto menor, aunque invisible para muchos, como sucede con “lo rural”, pues quien toma una caja de leche en el supermercado nunca se conecta con el trabajo de 400.000 productores, en su mayoría campesinos que hacen parte de la pobreza rural.
Con ellos es nuestro compromiso. Como ya señalé, ese campesino que malvende su leche, “no entiende por qué la industria les compra a ricos ganaderos de Estados Unidos y no a sus compatriotas pobres, como él, que producen toda la necesaria, de calidad y buen precio”. Colombia produce más de 7.000 millones de litros, pero la industria compra apenas la mitad e importa toda la que puede.
La salvaguarda es cuestión de subsistencia para miles de campesinos que, agobiados por el clima, la pandemia, el paro y una industria importadora insolidaria, han puesto en ella sus esperanzas; un proceso que, además, busca equilibrar un “TLC embudo” para la ganadería, en el que todo nos venden y nada nos compran.
Los exportadores y granjeros estadounidenses hicieron causa común con nuestros industriales importadores y su gremio, la ANDI, en un documento tan extenso como frágil en sus argumentos.
El que aparece como central, causa entre indignación y gracia. Según ellos, la leche líquida que producimos y la leche en polvo que nos venden, son productos que nada tienen que ver el uno con el otro.
Lo que faltaba; es como afirmar que nada tiene que ver la guayaba con el bocadillo y, entonces, importemos guayaba y los campesinos que la producen, pues que se… frieguen. Importemos leche en polvo, que nada les pasará a los pequeños ganaderos, a quienes la industria no les compra la suya para pulverizarla, pues es mejor traerla de USA.
Es válido que defiendan un negocio de 112 millones de dólares en 2020. Están preocupados, pues el volumen de sus exportaciones es importante, aunque su estrategia sea desestimarlo: 40.405 toneladas de lácteos, 31.004 de leche en polvo, la leche que no se compró a nuestros campesinos.
No es coherente la posición de la ANDI, mas no en su defensa de la industria, sino con la promoción de campañas “compre colombiano”, pero productos terminados de sus afiliados, que para la leche campesina están los mercados del mundo.
Es absurdo descalificar a FEDEGÁN como solicitante, porque los ganaderos no producimos leche en polvo. ¡Qué tal! Entonces, y disculpen la expresión, ¿con qué carajos se produce la leche en polvo?, que no es otra cosa que la nuestra, pero sin agua y en empaque bonito.
Dolió que los ganaderos quieran sacudirse de un TLC desequilibrado y de la posición dominante de la industria, razón de más para seguir vigilantes, aunque confiados en el buen juicio de la ministra de Comercio frente a las legítimas expectativas de los productores de leche.