Por: Jose Eustacio Rivera
El país ya venía siendo notificado del mensaje de cambio de la ciudadanía, en el 2019. En Bogotá, Cali, Medellín, Bucaramanga, Cartagena, Villavicencio y otras ciudades donde se concentra la metrópolis y un poco mas del 75% del electorado, se ungieron alcaldes que provenían de movimientos ciudadanos y diferentes agrupaciones independientes, que en algunos casos eran poco reconocidos, pero con un recio discurso contra la corrupción y la clase política.
Mensajes poco rebuscados y cargados contra la politiquería. El populismo muy campante en los programas de gobierno y lejos de realizarse. Se vieron en plazas publicas y en redes sociales que le permitieron alcanzar espacios de gran renombre y decisión en las diferentes regiones del país.
Estos recibieron una pandemia que llego sin avisar, y se agudizó mucho más el descontento social, que movilizaron miles de ciudadanos incoformes con un presidente que no supo comunicar ni contectarse con la ciudadanía. Pero que elevó la furia popular, producto del desempleo y la pobreza.
Hay un alto nivel de incredibilidad de las instituciones, ni la fuerza pública y hasta la iglesia ha caído en el desprestigio y señalación ciudadana. El reto del nuevo gobernante es muy grande. La democracia y la constitución más que estar en riesgo, esta en una preocupante desaprobación y la marcada incoformidad de los Colombianos.
Yo me atrevería a asegurar que ni el 5% de la población se ha atrevido a investigar las propuestas de gobierno de los dos candidatos que evocan el cambio y que hoy pueden llegar a la casa de Nariño. ¿Quiénes son los populistas? ¿Quiénes se quedan con el discurso de redes sociales y los vacíos mensajes de campaña?
El gasto público, las pensiones, las grandes reformas y tributos han venido exponiendose por parte de los dos candidatos, sea vacío o no el mensaje fueron 15 millones de personas que le apuntaron a un cambio entre Petro y Rodolfo (populistas por esencia), Fico pagando con creces su alianza con la clase política y un Fajardo que no emocionó, pero cautivó a más de 800 mil votantes. A un poco menos de dos semanas cargadas de incertidumbre, veremos más odio, polarización y rabia de los apasionados electores y promotores de campaña, que sea cual sea el presidente, se verá en serios inconvenientes de gobernabildiad ante la amplia polarización que vive y vivirá el país durante los próximos años.