Juan Felipe Molano Perdomo
Recuerdo como si fuera ayer cuando un amigo de avanzada edad, ultra conservador, me dijo que por mí daría el voto a un candidato liberal, y hoy le recuerdo por cuanto veinte años después de muerto, esas palabras recobran valor, claro, en un pais donde nos han dividido, por clases sociales, por experiencia, por edades, por color de piel, por gustos, por sexo, por régimen en salud, por profesiones, por religiones, por servicios públicos o privados, por partidos, malos y buenos, ángeles y demonios, en fin, es un permanente matoneo a la inteligencia y a la dignidad de cada persona.
Como no es ajena la política y sin entrar en el detalle de los partidos, me queda claro que, en el propio dinamismo y velocidad de los acontecimientos, a veces quedamos atrapados en dos mundos, sí, el que todos soñamos y el que nos pintan, pero al final aterrizamos tan fuerte sin podernos levantar, en un mismo país, que compartimos la misma especie humana, que se resiste en una constante lucha por estar vivos.
Esta reflexión la hago ad portas de la segunda vuelta presidencial, donde hay dos candidatos parecidos en partes de sus propuestas, pero diametralmente opuestos en su origen y en los métodos para cada logro; en mi caso aprendí la lección el pasado 29 de mayo donde acompañe con toda dedicación a Petro, pues esperaba un cambio y para ello era importante derrotar el continuismo uribista y ello se logró, es decir ese cambio el pueblo lo decidió ya, ahora solo resta escoger el hombre, la persona correcta, y para ello es importantísimo verificar sus métodos, sus tácticas, sus estrategias, su entorno, el comportamiento de sus coequiperos, la lealtad para no negar a sus amigos y familiares, y que no intente dañar al otro por triunfar.
Por lo anterior, así como llegué solo al convencimiento de apoyar a Petro como la opción del momento, hoy mi voto será en segunda vuelta por el Ingeniero Rodolfo Hernández, para lo cual pido a mis amigos considerar esta opción y avanzar en estos cinco días que restan, pues el rumbo del país debe estar en manos de todos y no de unos pocos principiantes que juegan mal a la política, sedientos de poder y revanchismo.
