Por: Luis Humberto Tovar Trujillo
El gobierno Duque, dentro de sus “celebres” actuaciones fue haber celebrado con otros paises el llamado Acuerdo de Escazú; muchos de los que lo suscribieron, no lo ratificaron, por ser lesivo a sus intereses económicos, y por, sobre todo, atentatorio contra la soberanía nacional.
Pese a eso, el señor Duque, presentó al Congreso, como era su obligación, para su aprobación, y poder ratificarlo posteriormente, habiendo sido derrotado durante el trámite correspondiente.
Se dice que dentro de los acuerdos de Duque con los lideres de la toma narco guerrillera, que causó grandes destrozos a nuestra economía, y a nuestras instituciones, fue el compromiso de volver a presentar al congreso, con mensaje de urgencia, el acuerdo, para ser aprobado con el respaldo de su gobierno, pese a las voces de rechazo, de connotados dirigentes, incluso de su mismo partido, entre ellos la senadora Maria Fernanda Cabal.
Como el Centro Democrático se volvió el partido de las traiciones, que incluye a Duque, el mismo Uribe, he ahí las razones de las demás traiciones, incluida la de Santos, prefirió traicionar las convicciones de su mismo partido, al que desconoció durante su gobierno, y con mensaje de urgencia, solicitó al congreso, la aprobación, para la posterior ratificación del Acuerdo de Escazú, y contribuir, como sus antecesores, en la entrega de la soberanía económica, y ambiental de la Nación.
Eso significa, que de ahora en adelante cualquier inversión en nuestro pais, deberá ser aprobada por ONG’s internacionales, y su incidencia en temas ambientales; en síntesis, toda inversión económica hacia el futuro debe ser aprobada por ONG’s internacionales, pedirles permiso a instituciones internacionales sobre nuestras inversiones internas; además de permitir la intromisión en asuntos internos de nuestro pais, peor en inversiones, es una forma evidente de pérdida de soberanía.
Entramos en una realidad; la capitis diminutio en temas de soberanía económica, y de política ambiental; aumenta nuestra dependencia; eso no se aplaude por a la extrema izquierda, cuando el gobierno les es esquivo, pero si, cuando son mezquindades de estos; doble moral y maniqueísmo puro y duro.
Por estas calendas, me encontré con personas del Pacto Histórico, y la primera manifestación que me hicieron, previo el saludo correspondiente, es la gratitud que guardan con Duque, por haber facilitado la llegada de Petro al gobierno; y ahora, le encuentro más sentido, con la aprobación de Escazú, porque fue una lucha “coincidente” entre la extrema izquierda, y el gobierno Duque.
Lo mejor, salgamos de ese adormecimiento, y hasta estupidez, en que se encuentra la otra mitad, sin la cual no se puede gobernar, como lo dijo el presidente Kennedy.
