A pesar de que se desarrollaron en todas las ciudades del país, algunas manifestaciones de inconformidad contra el accionar gubernamental del presidente Gustavo Petro, se constituyeron en la primera expresión de los centenares que se tienen previstas en todo el país. A menos de dos meses, de haberse pensionado, la sociedad colombiana, salió a protestar pacíficamente. Hubo cero ataques contra la fuerza pública, pintadas a paredes, buses de Transmilenio vandalizados, monumentos dañados, daños a vitrinas, cajeros y establecimientos bancarios, almacenes saqueados, daños a la propiedad pública y privada entre otros, en cada una de las 23 multitudinarias marchas que transcurrieron en completa normalidad en 45 municipios del país, donde se desarrollaron. Porque la gente que ama el país no destroza ni la destruye. Esa fue la gran diferencia con las marchas programadas el año anterior con el estallido social que se presentó. Fue un ejemplo de civismo y de respeto por las instituciones democráticas de la Nación. Además, no hubo detenidos y no existieron daños a la infraestructura productiva.
Se espera que las próximas marchas que se tienen programadas, se sigan desarrollando en completa normalidad y que el gobierno nacional siga garantizando la protesta social como un símbolo de la democracia colombiana. Fue una maravillosa demostración de paz y de civismo, nunca visto en la historia de la vida republicana de Colombia. Este accionar pacífico obligó al gobierno nacional a sostener una reunión con el jefe natural de la oposición Alvaro Uribe Vélez director del movimiento Centro Democrático, para analizar el contenido del articulado de la Reforma Tributaria y las invasiones a la propiedad privada.
Todos sabemos que cualquier alteración de la estructura tributaria, va a generar una afectación a la demanda interna y por consiguiente al empleo de los colombianos. Igualmente, otro tema abordado fue la problemática de las invasiones, buscando unas salidas a esta profunda crisis de la distribución de las tierras que data del inicio de la República. Poco a poco, el país parece ver algunas luces para una salida menos traumática de este largo túnel de protestas que padeció en años anteriores. Aunque tienen una motivación social justa, no se puede permitir un lastre tenebroso y dañino, producto de fuerzas oscuras que saben aprovechar estas movilizaciones legales para causar violencia, vandalismo y destrucción. Pero, así mismo, por actuaciones tercas que perjudicaron anteriormente el interés general, como fueron los bloqueos ilegales de las vías nacionales.
Lo anterior ha rebosado la copa de la sociedad, que en forma pasiva pero resuelta también ha salido a la calle. Este es un mensaje claro y debe tener trascendencia en todos los ámbitos. No solo porque significa una defensa del país, de la institucionalidad, de la economía, del trabajo y de los derechos ciudadanos, sino porque es la voz de la conciencia nacional.
