En un contundente despliegue de las Fuerzas Militares, la Operación Perseo ha logrado dar un golpe significativo contra la estructura criminal Carlos Patiño, una facción del Estado Mayor Central (EMC) que opera en el sur del Cauca.
La operación, que tuvo lugar en el corregimiento de El Plateado, municipio de Argelia, se centró en recuperar el control de la zona y neutralizar a este grupo disidente de las Farc, que ha mantenido una presencia criminal en la región.
Las tropas involucradas en la operación están conformadas mayoritariamente por Fuerzas Especiales del Ejército Nacional, unidades altamente capacitadas para operar en entornos urbanos y rurales con entrenamiento especializado en combate, inteligencia y manejo de explosivos. Durante la intervención, las autoridades utilizaron perifoneo desde la emisora de la fuerza pública, pidiendo a la comunidad que permaneciera en sus hogares mientras se desarrollaban las acciones militares.
Entre los hallazgos más preocupantes se encuentra un arsenal de armamento y explosivos, incluidas granadas de fabricación casera diseñadas para ser utilizadas en drones. El Ejército Nacional destacó que estos artefactos estaban destinados no solo a atacar a la Fuerza Pública, sino también a la población civil del corregimiento. “Se han localizado granadas de fabricación casera que iban a ser empleadas en drones para atacar tanto a la Fuerza Pública como a la comunidad en esa zona del sur del Cauca», señaló un vocero del Ejército.
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Además de las granadas, en los registros realizados por las tropas también se encontraron minas antipersonales y artefactos explosivos improvisados, los cuales, según las investigaciones iniciales, habrían sido colocados en las vías de El Plateado y en áreas cercanas a los campamentos de la estructura Carlos Patiño. Estos explosivos buscaban atentar contra los uniformados que realizaban operaciones de avanzada en la región, representando un grave riesgo para la seguridad de los militares y los habitantes.
Según las autoridades, el grupo armado contaba con una fábrica clandestina en la que elaboraban explosivos con materiales rudimentarios como pólvora, metales, púas, cadenas y balines, los cuales eran utilizados para fabricar dispositivos destinados a ataques terroristas. La ubicación de esta fábrica dentro de viviendas, comercios e incluso instituciones educativas en El Plateado representaba un enorme riesgo para la población civil. Un error en la manipulación de estos materiales podría haber provocado una explosión de gran magnitud, causando una tragedia.
Una vez asegurada la zona, equipos de técnicos antiexplosivos del Ejército se desplegaron para desactivar y retirar los artefactos peligrosos. Siguiendo estrictos protocolos de seguridad, los explosivos fueron transportados a una zona despejada y detonados de manera controlada, eliminando así la amenaza inminente.
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