Nuevamente el gobierno nacional se le ha despertado el espíritu alcabalero que siempre ha esgrimido desde el inicio del gobierno del cambio, para buscar el saneamiento de las finanzas públicas, que se encuentran desequilibradas, por la falta de planeación del gasto público y por el afán desbordado de aumentarlo. Desafortunadamente, han sido ineficaces las políticas de aumentar los impuestos a los colombianos, porque se han convertido en un efecto dominó para que los recaudos previstos, sean inferiores a los planeados por el equipo económico del alto gobierno. Durante el primer semestre de la actual vigencia, los ingresos se incrementaron en un 4% y el gasto público, se desbordó en un 22%. No conocen la palabra de austeridad. De nada le sirvieron la implementación de la reforma tributaria y el alza sucesiva de los precios de la gasolina, en $7.000, porque no supieron aprovechar dichos recursos adiciónales porque se dedicaron a aumentar la fronda burocrática y aumentar los gastos de funcionamiento en actividades suntuarias, subsidios y recursos para satisfacer la vanidad y el ego de todo el equipo de gobierno.
Por tal motivo, el gobierno nacional, tomó la decisión de no seguir subsidiando el precio del Diesel. En solo tres meses aspiran a recaudar $6.000 por cada galón de ACPM, lo cual se convierte en una seria afrenta para cumplir las metas inflacionarias que tienen previstos al finalizar el 2024. Es el peor error histórico que un gobernante utilice estas herramientas económicas. Solo contribuyen a esquilmarle los bolsillos a los colombianos. Nunca hablan de austeridad. Se jactan en conjunción con el legislativo de ampliar la fronda burocrática del Estado y aumentarse de manera irracional, sus salarios, demostrar opulencia con sus gastos burocráticos, enarbolando su mediocridad y su sentido inhumano, mientras un pueblo cada vez más pobre, sufriendo las afugias para satisfacer sus demandas internas, ve como sus gobernantes por los cuales votaron y contribuyeron a elegirlos, se ufanan y se burlen de los padecimientos de estas familias que día a día, ven lejos un horizonte para mejorar su calidad de vida y la de brindarle un mejor futuro a sus hijos. Así no debe ser el actuar gubernamental.
Tampoco se puede olvidar que estos incrementos, se darán en medio de la discusión de más impuestos en la reforma tributaria, que va a presentar el ejecutivo al legislativo, para recaudar 12 billones de pesos, con el fin de equilibrar el presupuesto General de la Nación, que se encuentra desfinanciado para la vigencia de 2025. El equipo económico del Gobierno enfrenta el reto de encontrar el delicado balance entre la urgencia fiscal y los duros impactos sobre los hogares y las empresas. El crecimiento de este hueco ha sido de tal magnitud que, al parecer, no se vislumbran salidas distintas a la definición de esas alzas programadas.
