“El cacao tiene tanto potencial como el café”. Shalena es una chocolatería que nació hace seis años en Íquira y que ha optado por producir chocolates de alta calidad y en diferentes presentaciones. Señalan que el nicho de mercado que buscan es el de personas que conocen la importancia de los productos de alta calidad.
DIARIO DEL HUILA, CONTEXTO
Por: Gustavo Patiño
“El cacao tiene tanto potencial como el café”. En medio de las montañas de Íquira nació hace seis años un emprendimiento que ha logrado destacar en el competitivo mundo de los chocolates gourmet. Se trata de Chocolatería Shalena, una empresa que ha encontrado en el cacao no solo una fuente de ingresos, sino también una forma de resaltar el valor de los productos locales y ofrecer al mercado una alternativa de alta calidad.
Este proyecto no solo ha transformado la vida de quienes están detrás de su creación, sino que también ha comenzado a generar un impacto en la economía de la región, con productos diferenciados que han logrado captar la atención de consumidores exigentes y conocedores de chocolates finos. La historia de Chocolatería Shalena es la de un emprendimiento que, con esfuerzo, dedicación y apoyo institucional, ha logrado un crecimiento sostenible y una proyección que lo sitúa en la mira de nuevos mercados.
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Inicio del sueño
Todo comenzó con la visión de Karen Castro González, una emprendedora que, junto a su equipo de trabajo, decidió incursionar en el mundo de la chocolatería con una propuesta que fuera más allá de los chocolates convencionales. Castro, una mujer del campo que siempre había sentido una conexión especial con la tierra y sus frutos, vio en el cacao una oportunidad para crear un negocio que destacara por su calidad y por su compromiso con los productores locales.
«El proyecto nace como una propuesta de grado de ingeniería ambiental de producir estevia, pero luego decidimos presentarlo al fondo emprender con el tema del cacao y con el edulcorante tradicional que es el azúcar», señala Karen Castro, quien funge como la directora del emprendimiento.
El Fondo Emprender fue clave en el desarrollo de Chocolatería Shalena, proporcionando un impulso económico y formativo que permitió a la empresa dar sus primeros pasos. Este apoyo se ha convertido en el cimiento de lo que hoy es un negocio en expansión. «Nos ayudaron a comprender los aspectos administrativos, a mejorar nuestras técnicas de producción y, sobre todo, a entender cómo podíamos darle valor agregado a nuestro producto», comenta Karen.
Chocolates de calidad
El enfoque de Chocolatería Shalena ha estado siempre en la calidad. Cada barra de chocolate que producen no solo es resultado del trabajo arduo, sino también de un proceso cuidado que comienza en el campo, con la selección del mejor cacao de la región. Este cacao es transformado en un chocolate fino, cuyas notas sensoriales y maridajes únicos lo distinguen en el mercado. Para Shalena, el cacao tiene la misma capacidad en cuanto a valor agregado como el café, así como se puede hablar de una taza en cuanto a la calidad en el café, se hace en cuanto al cacao.
«Cuando empezamos, sabíamos que no queríamos hacer lo mismo que todos. Nuestros chocolates no son los típicos que encuentras en cualquier tienda. Son productos de alta gama, pensados para un consumidor que aprecia la calidad y el sabor único que solo el cacao bien tratado puede ofrecer», explica Jaime Tique Tique, socio de la empresa y encargado de la comercialización.
Jaime añade que uno de los mayores retos que han enfrentado es precisamente la comercialización. «Eso siempre es un cuello de botella. Comercializar no es nada fácil, es uno de los aspectos más difíciles de la transformación. El chocolate que producimos en Shalena tiene un nicho de mercado muy específico, tanto por las presentaciones como por los maridajes que utilizamos. Eso hace que las personas que consumen nuestros chocolates sean conocedores, no consumidores comunes», detalla.
Una iniciativa no convencional
Shalena ha sabido diferenciarse no solo por la calidad de su materia prima, sino también por el cuidado en la presentación de sus productos y el uso de ingredientes no convencionales. Esta apuesta por la innovación es lo que ha permitido que la marca comience a abrirse espacio en mercados especializados.
A pesar de las dificultades, Shalena ha logrado una inserción exitosa en nichos de mercado que valoran el cacao colombiano y los productos con valor agregado. «No es fácil porque, al igual que con los cafés especiales, los consumidores que buscan chocolates de alta calidad no son los mismos que consumen productos masivos. Aquí ofrecemos chocolates con maridajes y especias que no son convencionales, y con unos niveles de refinamiento muy altos. Eso, sumado al precio del cacao, hace que el precio final de nuestros productos sea elevado», explica Jaime Tique.
Dándose a conocer
Aun así, este enfoque ha comenzado a rendir frutos. Shalena ha participado en ferias internacionales y eventos especializados, lo que ha permitido que su chocolate sea conocido y valorado en mercados extranjeros. Uno de los momentos más significativos para la empresa fue su participación en la feria de cacao de Amsterdam donde, con el apoyo de Fedecacao, pudieron mostrar su producto junto a los grandes exponentes del cacao a nivel mundial.
«Estar en Amsterdam nos mostró un panorama mucho más grande. Nos dio la tranquilidad de saber que lo que estamos haciendo, lo estamos haciendo bien. Competir a la altura de los grandes productores del mundo nos dio la confianza para seguir adelante», recuerda Jaime Tique.
En cuanto a su participación en concursos internacionales, Jaime menciona que, aunque no han ganado premios directamente, la exposición en estos escenarios ha sido fundamental para el crecimiento del negocio. «Colombia tiene un potencial enorme en la producción de cacao de alta calidad. Ahora la clave está en seguir mejorando y escuchando las críticas constructivas para hacer que nuestros productos sean cada vez más competitivos», afirma.
Compromiso con los productores
Uno de los pilares fundamentales de Chocolatería Shalena es su compromiso con los productores locales. Karen Castro y su equipo han trabajado de la mano con los cacaoteros de la región para garantizar no solo la calidad del cacao, sino también un precio justo por su trabajo.
«Nosotros trabajamos directamente con los productores de cacao, sin intermediarios. Les pagamos el precio justo por su trabajo y, si es posible, incluso un poco más. Ellos están haciendo un trabajo de calidad que nosotros necesitamos, así que lo justo es que reciban una retribución acorde», menciona Jaime Tique.
Este modelo de negocio busca generar un impacto positivo en las comunidades rurales, muchas de las cuales han sido afectadas por el conflicto armado en el pasado. «Tenemos productores en zonas como Algeciras, La Plata e Íquira, lugares que han vivido momentos difíciles. Sin embargo, ellos han sabido salir adelante y han venido haciendo un trabajo muy interesante con el cacao. Nuestro objetivo es seguir apoyando ese trabajo y que juntos logremos productos de altísima calidad», agrega Jaime.
Buenas prácticas agrícolas
Shalena también se preocupa por promover buenas prácticas agrícolas y por cuidar el medio ambiente. La empresa se ha alineado con las demandas del mercado internacional, que cada vez más valora productos que respeten el entorno natural. «El mundo se está preocupando por las prácticas sostenibles, y nosotros queremos ser parte de esa tendencia. Por eso trabajamos en conjunto con los productores para garantizar que el cacao que utilizamos sea cultivado de manera responsable», asegura Karen.
A pesar de los desafíos, el futuro de Chocolatería Shalena se vislumbra prometedor. Con un enfoque en la calidad, el trabajo justo con los productores y la innovación en sus productos, la empresa ha logrado posicionarse como un referente en la región y espera seguir creciendo en los próximos años.
«Este es solo el comienzo. Queremos seguir expandiéndonos y llegar a más mercados, tanto en Colombia como en el exterior. Sabemos que el camino no es fácil, pero con el apoyo que hemos recibido y el trabajo constante, estoy segura de que lo lograremos», afirma Karen Castro. Para el equipo de Shalena, el desafío ahora es seguir perfeccionando sus productos y ampliar su red de distribución. «Nuestro sueño es que Chocolatería Shalena se convierta en un nombre reconocido a nivel mundial por su calidad y por el impacto positivo que genera en las comunidades cacaoteras», concluye Jaime Tique.
Chocolatería Shalena es, sin duda, un ejemplo de cómo un emprendimiento rural, con el apoyo adecuado y una visión clara, puede transformarse en una empresa exitosa y sostenible, llevando lo mejor del cacao colombiano a las mesas de los más exigentes consumidores alrededor del mundo.