Diario del Huila

El clima y la vida

Ago 25, 2022

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Alain Perdomo Herrera

Dentro de las necesidades básicas para nuestra supervivencia, ahora debemos agregar una muy importante, “el estado del tiempo”, y es que se ha vuelto una necesidad apremiante saber si va a llover, o vamos a tener un día caluroso, frio, un sol radiante o un sol implacable, en fin, como especie humana nos adaptamos. Todos los días hablamos del medio ambiente, los dispositivos electrónicos nos muestran el pronóstico del día, se hacen muchas actividades en procura de no contaminar el planeta, pero los resultados son adversos, el deterioro ambiental nos lleva una ventaja muy amplia.

Los europeos al descubrir el continente americano le colocaron nombre a muchas cosas, sitios, lugares, fenómenos, que para ellos eran muy extraños, no entendían cómo funcionaba nuestro clima en el trópico, no era para menos, en una latitud apropiada para que ocurran las estaciones como son los hemisferios norte y sur, que el clima sea relativamente igual para todos dependiendo de la estación en que se encuentren independiente de la altitud, no era una cosa menor que avivara su atención, ¿cómo se vivía en América?, resultado de ello y después de varios estudios a cargo de hombres de ciencia disciplinados, “ Alexander Van Humboldt, José Celestino Mutis, Francisco José de Caldas” son apenas unos de ellos, determinaron que por nuestra ubicación ecuatorial la temperatura para nosotros funcionaba de otra manera, si nos encontrábamos en el altiplano frio y se comenzaba a descender, al cabo de un tiempo de recorrido el clima se hacía agradable hasta llegar al calor o llamada tierra caliente, entonces descubrieron que nos adaptamos a este sistema y que para nosotros el clima varía de acuerdo a la altitud, son los pisos térmicos.

Francisco José de Caldas, conocido como el sabio Caldas, fue más allá con sus estudios e investigaciones y encontró algo muy importante que él destacó en uno de sus trabajos denominado “del influjo del clima sobre los seres organizados”, en el cual analizó la diversidad de las razas y como estas eran afectadas por el clima y la alimentación, determinante en el desarrollo físico, moral, intelectual de los seres vivos; afirmaba en su trabajo, “en todas partes, en todos los seres, se halla profundamente grabado el sello del calor y del frío, elementos que los alteran o los circunscriben, variando sus gustos, sus inclinaciones, sus virtudes y sus vicios”, hechos notorios que hasta el momento no han sido descalificados, desvirtuados, ni son una retórica.

El proceso de adaptación de los seres organizados se complica cada día, el deterioro ambiental cada vez es mayor, los fenómenos naturales cada vez sacuden con más violencia, los inviernos arrasan con carreteras, cultivos, puentes, viviendas, personas; las sequías traen hambre, epidemias, plagas, escases de agua que se conjura el aprovisionamiento de agua de lluvia, que tampoco se escapa a esta cadena de acontecimientos que la contaminan. Sucede que el agua que proviene de la lluvia, no es tan pura como imaginamos, hay una realidad en Colombia, que, en comparación con países industrializados, los niveles de contaminación son mínimos, hasta ahí, todo va bien, y puede llegar a generar confusiones, dado que las emisiones acumuladas de dióxido de carbono (causa principal del cambio climático), no son el único tipo de contaminación; un estudio sobre el tema del agua en particular realizado por el profesor Ian Cousins, determinó que en casi todas las partes del mundo, el agua de lluvia tiene unos niveles inseguros de sustancias llamadas “químicos para siempre”, provenientes de la industria de los países desarrollados que utilizan perfluoroalquiladas y polifluroalquiladas (PFAS por sus siglas en ingles), que son sustancias que se utilizan para hacer teflón, en la industria del cuero, ropa, textiles, papel, empaques de alimentos, de las cuales se desconocía su nivel de toxicidad. Pensemos en la bella isla de san Andrés, tienen un grave problema con el agua potable para su consumo, a la cual pueden acceder cada 15 días y por 8 horas diarias y no cubre la totalidad de la población, por lo demás, desafía la lógica saber que los siguientes días deben consumir agua de lluvia, o comprar agua potable tratada a un costo elevado.

Se vienen días difíciles para Colombia, están llegando inversionistas extranjeros, especialmente de México y Chile, rentando tierras fértiles para sembrar la variedad de aguacate hass, terrenos que explotan por periodos de no más de cinco años, para entregar después a sus propietarios totalmente acabados, como quiera que este cultivo arrasa con el agua que encuentra a su paso, volviendo las tierras totalmente improductivas, por lo corto de este espacio, volveremos sobre este tema.          

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