Por: Paloma Valencia
Ser uno de los países con mayor biodiversidad del mundo debería exigirnos y comprometernos en la preservación de esos ecosistemas y todas esas especies. Sin embargo, Colombia vive de espaldas a las riquezas ambientales que alberga.
Tenemos 42 parques naturales que son joyas a nivel mundial, un fragmento significativo de la selva Amazónica, 483 mil kilómetros cuadrados – 41% de nuestro territorio continental – el hot spots de las selvas del Darién, caudalosos ríos y ecosistemas tan especiales como los páramos. Riquezas que albergan vida diversificada en miles de especies. Como ciudadanos del mundo tenemos un gran deber con la humanidad y con las futuras generaciones y debemos cumplirlo.
Precisamente por eso propuse en el Plan Nacional de Desarrollo que al menos el 15% del impuesto de carbono fuera para proteger los bosques de la Amazonía. Logré que el medio ambiente fuera incluido nuevamente en las Regalías, un punto que equivale a 170 mil millones. Presenté el proyecto para la protección de la región amazónica donde se preveían giros de los departamentos hacia la región. También está en tránsito el proyecto que crea el fondo de fomento forestal para cumplir la meta de los 180 millones de árboles que prometió el Presidente Duque.
Proteger nuestro patrimonio ambiental también requiere luchar contra el calentamiento global. Es evidente que muchos ecosistemas están amenazados por este fenómeno. Es triste tener que reconocer que los esfuerzos de coordinación internacional han sido insuficientes. El avance de los gases con efecto invernadero ya empieza a cobrar factura a la biodiversidad mundial y a muchos ecosistemas cuya supervivencia está comprometida.
Sin embargo, este gobierno ha hecho un gran esfuerzo para diversificar la canasta energética de nuestro país. Es innegable que con los estímulos otorgados estamos viendo aparecer muchas tecnologías limpias. Pasaremos del 0,5% de energías solares y eólicas a un 12% en el 2022. En poco tiempo Colombia podrá dejar de lado las pocas energías térmicas que usamos. Ha sido fundamental avanzar en los contadores bidireccionales que permiten devolver a la red las energías sobrantes. Será una alternativa entonces que los usuarios produzcan energía para no pagar luz, sino venderla.
La hora de los combustibles fósiles está llegando a su fin. Con la ley de movilidad sostenible Colombia se convirtió en líder de ventas en vehículos eléctricos e híbridos en 2019. Pese a la pandemia crecieron las ventas en 2020 y ratificamos el liderazgo. En este 2021 han crecido por encima del 150%.
Hay mucho por hacer sobre todo en lo que se refiere a la deforestación. La idea de que tumbando bosque se consigue tierra y el narcotráfico que cohabita en esa frontera interna requiere una profunda reflexión. El frente colonizador es una tarea pendiente que requiere no solo la lucha contra el narcotráfico y las reformas que habilitan y premian talar el bosque. Creo que no debemos seguir insistiendo en llevar el Estado a donde por las condiciones nunca terminará de ser eficiente ni presente. Hay que buscar mecanismos para que la zona de frontera interna se desactive, que la ciudadanía que la compone tenga alternativas vitales en otras regiones de Colombia.
El medio ambiente es un propósito que nos une y que todos los colombianos debemos defender. Es nuestro patrimonio y nuestro deber cuidarlo.