EL RINCÓN DE DIANA
Por: Diana Montes
El 1 de mayo de 1886 unos trabajadores de Chicago, afiliados a la Federación Estadounidense del Trabajo iniciaron una huelga para obtener algo que hoy es normal para nosotros: la jornada laboral de 8 horas diarias para todos los trabajadores. La respuesta del gobierno estadounidense fue implacable por su violencia, capturaron a los líderes de la protesta y se los condenó a muerte de manera injusta. Este hecho provocó que se promulgara por parte del Congreso Obrero Socialista de la Segunda Internacional al Primero de Mayo como el Día Internacional de la Clase Obrera. Desde ese momento hasta nuestros tiempos, durante todos los años de conmemoró en esta fecha, cuyo objetivo es celebrar la lucha de la clase trabajadora.
Toda esta historia de heroísmo y sacrificio por la lucha de los derechos de los trabajadores es loable. Lo que no lo es, es la instrumentalización que se ha hecho del gobierno nacional sobre este día tan importante. No se puede afirmar que el Primero de Mayo no es político, porque las luchas de la clase trabajadora lo son. Pero lo que hizo grande al movimiento obrero fue actuar con independencia de los gobiernos de turno. De hecho, una primera discusión que motivó discusiones en la mencionada Segunda Internacional fue el asunto de la participación de los dirigentes socialistas en el gobierno. Incluso quienes estaban a favor, jamás propusieron que las movilizaciones del Primero de Mayo fueran usadas para marchar a favor de un gobierno.
Las fuerzas políticas que apoyan al gobierno actual tienen derecho a convocar marchas a favor de Petro. Pero tienen todo el año para elegir los días de las marchas. El Primero de Mayo es sagrado, y es el día de la clase trabajadora, no el día del gobierno Petro.