La salida esperada de la ministra de Minas y Energía, Irene Vélez, por fin se dio el día anterior, cuando el presidente Gustavo Petro le aceptó la renuncia, la cual había sido solicitada por los múltiples escándalos que había cometido y que tenía en jaque y un detrimento permanente de la imagen presidencial. Algunos sectores no afectos al gobierno nacional, están de plácemenes junto con el sector empresarial del país, porque han venido sufriendo los efectos nefastos en sus actividades económicas por algunas declaraciones irresponsables y sin sustentos en algunos escenarios nacionales internacionales, generando efectos en los indicadores económicos del país. La falta de preparación académica en este renglón básico de la economía colombiana provocó un tsunami de críticas en el desarrollo de su gestión. Se convirtió en la comidilla y burla de las redes sociales y en los medios de comunicación en Colombia y en el exterior.
Lo anterior es un claro mensaje para todos los gobernantes del país. Deben de rodearse de personal altamente calificado y conocedor de las carteras que asumen. No se pueden designar funcionarios que tengan una preparación académica en ciencias humanas, para manejar el tema de la energía y minas, como sucedió con la ministra saliente. No se puede descalificar su formación en la educación superior avanzada. Pro no era su formación. El presidente se equivocó, desde un principio. Irene Vélez tendrá que afrontar dos procesos en su contra ante la Fiscalía y la Procuraduría, por un viaje irregular de su hijo a Europa.
La Procuraduría General de la Nación la llamará a indagatoria a la ministra saliente, mientras que la Fiscalía informó la apertura de una indagación preliminar, ambos por la salida irregular del hijo menor de Vélez desde Cali hacia Europa en el mes de enero. Ella aprovechándose de su cargo, estableció contacto con el funcionario de Migración Colombia, William López, para que permitiera que su hijo pasara el control migratorio, a pesar de que el proceso se realizó sin los permisos requeridos por la ley. En ese entonces, la ministra Vélez se encontraba en el Foro Económico en Davos (Suiza) y se presume que tenía acordado verse con su esposo, el neerlandés Sjoerd Van Grootheest, y su hijo en Europa. El hecho fue criticado por presunto tráfico de influencias y se sumó a los reproches por sus labores en la cartera.
Su torpeza en el desconocimiento del futuro energético del país y del mundo, donde siempre expresó que el país, no permitiría la explotación y producción de crudo y de gas, generó una salida de capitales del sector energético. De acuerdo con un documento de este ministerio, habría autosuficiencia en gas hasta 2024 y en crudo hasta 2027. Se ha descubierto, que se han venido adelantando negociaciones con Venezuela, para importar estos combustibles, lo cual es inaudito.