Parapeto
Por: Julio Bahamon Vanegas
Increíble que el gobierno nacional no hubiera logrado encontrar a la persona idónea dentro de los cientos de miles de hojas de vida que muy seguramente le hicieron llegar sus amigos del pacto histórico y las que le enviaron los jefes de los partidos tradicionales, liberales, conservadores, del partido de la U, el partido Verde, para nombrar como nuevo Director, o Directora, de Planeación Nacional, a un distinguido o distinguida profesional colombiano, economista, administrador de empresas o Ingeniero industrial, ya que la semana anterior conocimos del nombramiento, en tan importante cargo, de un fulano de nacionalidad peruana, un tal César Ferrari, antiguo colaborador, en su primer mandato, del presidente Alan García, q.e.p.d.
Ese señor, como alto funcionario del primer gobierno de Alan García, fue uno de los principales responsables de la hiperinflación que llevó al traste le economía del país hermano, de la equivocada política de control de precios de la canasta básica de alimentos y de la figura absurda de la multiplicidad de tipos de cambio de su moneda para la compra de dólares para las importaciones.
Aunque el fulano recién nombrado es una persona que luce más preparado que un tamal, con muchos cartones para colgar en las paredes de la oficina que dirige los planes de desarrollo económicos del gobierno, sus resultados como funcionario público dicen todo lo contrario. La economía de la hermana república cayó como un castillo de naipes.
Dentro de su soberbia y al inicio del populismo rampante, mirémonos en el espejo señora ministra de Minas, resolvió escribir con otros intelectuales un libro para llamar la atención de su paso por el gobierno titulado: “Perú Heterodoxo”, modelo de desarrollo fantasioso que al ponerse en práctica por el gobierno de Gustavo Petro nos podría llevar muy pronto a la hiperinflación que vivió el Perú a finales de los años 80s, la más larga de la historia contemporánea, a la escasez de alimentos y a la generación de una corrupción mucho mayor que la que actualmente soportamos los colombianos.
El mayor perjudicado de todo ese experimento fue precisamente el pueblo del Perú. Y eso no es lo que deseamos que le ocurra a nuestro pueblo.
Las principales políticas que impulsó el planificador de marras fueron las siguientes: 1.- Control de precios para la canasta básica. Resultados: Escasez y acaparamiento. 2.- Múltiples tipos de cambios para importaciones. Resultados: un esquema perverso de corrupción y de favores para aquellos empresarios importadores amigos del régimen. 3.- Sometimiento del Banco Emisor al capricho del ejecutivo. Resultado: hiperinflación.
No sabemos si el presidente Gustavo Petro lo sabía, o si sus asesores tenían conocimiento de sus “logros” en Perú, pero de todas formas los colombianos debemos estar atentos al destino fatal que podría conducirnos, si el recién nombrado quiere repetir su fórmula, en nuestro país, medicina que resultó peor que la enfermedad.