Por: Ernesto Cardoso Camacho
En el cerebral juego del ajedrez se conoce la figura del enroque, significando con ello que el jugador que siente amenazado su rey, produce ciertos movimientos de sus fichas para protegerlo y además poder recuperar la iniciativa.
Es lo que acaba de hacer el presidente Petro ante la resistencia de las mayorías numéricas del congreso que se niegan a aprobar su reforma estructural a la salud y de esta manera ve en serio peligro alcanzar las mayorías que necesita para las otras reformas que están en turno. Es decir, siente una fuerte amenaza política de que su promesa de cambio no la pueda materializar mediante las decisiones democráticas del congreso.
Por ello adoptó la decisión de declarar sin efecto la coalición que había construido con alta dosis de mermelada con los partidos tradicionales que se habían declarado como partidos de gobierno.
En estas circunstancias, produjo la llamada crisis del gabinete ministerial sacando 7 ministros y moviendo a su alfil de la secretaría de palacio a un ministerio; movimiento en el cual la gran sorpresa fue la salida de la ministra Corcho, del ministro Prada y del ministro de Hacienda. Así, castiga la falta de eficacia de los dos primeros y anuncia un giro preocupante en la política macroeconómica y fiscal que con acierto venía liderando el ministro Ocampo.
Acude a su excompañero de armas en el M 19 para que asuma la secretaría de palacio; traslada a Velasco de la Consejería de las Regiones al ministerio del interior; mueve a su exsecretario de Hacienda en la alcaldía de Bogotá, economista Bonilla, de Findeter al ministerio de Hacienda; y deja sin representación ministerial a quienes representaban a los partidos en el gabinete.
De esta manera es que realiza su enroque político y al tiempo estigmatiza a los partidos señalándolos como responsables de conservar los privilegios, mantener las desigualdades sociales y acentuar la pobreza; al no permitir la aprobación de sus reformas cargadas de ideología radical de izquierda, en las cuales ha sustentado sus promesas de cambio.
Ahora busca acudir a la mermelada individual, voto a voto, esperanzado en que la probada experiencia clientelista de los ministros Velasco y Jaramillo; logren construir mayorías suficientes para revivir la reforma a la salud y para que le abran espacio a las siguientes con el propósito de cumplirle a sus electores las demagógicas promesas de cambio. La jugada busca debilitar la jefatura del expresidente Gaviria dado que ambos ministros son de origen liberal y en el caso de Velasco, es el principal contradictor del jefe liberal desde hace varios años.
La paradoja o mejor la realidad innegable es que ahora acudirá el presidente Petro al clientelismo puro y duro, comprando congresistas con burocracia y prebendas non santas; lo que precisamente tanto combatió en su ejercicio congresional de muchos años y acudiendo a la corrupción política que prometió combatir y erradicar.
Por otra parte, radicaliza su posición política e ideológica desafiando a quienes estigmatiza como de derecha, enemigos del cambio que solo buscan mantener sus privilegios como defensores de la libre empresa y de la economía de mercado; enemigos de la paz y amigos de la guerra porque cuestionan su promesa de paz total.
Hemos observado en estos días ciertos acontecimientos que han llevado al presidente Petro a desvelar de nuevo los verdaderos rasgos de su personalidad en el ejercicio del poder.
La reciente fracasada cumbre sobre Venezuela para proteger la dictadura de Maduro; el desafío a las mayorías políticas del Congreso; el acudir al clientelismo corrupto para obtener apoyos en el legislativo; y el resultado desfavorable sobre su gestión en las encuestas a escasos ocho meses de su período; le han activado su ego mesiánico y dictatorial en una personalidad arrogante y autoritaria que muchos de sus cercanos amigos bien le conocen.
La plena demostración de su arrogancia y actitud dictatorial la desveló con ocasión de la elección de nuestro ilustre paisano como Gerente General de la Federación de Cafeteros. Los huilenses ya sabíamos de su intención de evitar la designación de Bahamón Jaramillo, pero hemos quedado asombrados de su conducta mezquina y arbitraria con las familias cafeteras de nuestro departamento y del país.
