Por: Jaime Alberto Arrubla Paucar
Toda Colombia quedó atónita, cuando después de observar la posición de los partidos políticos tradicionales con importante influencia en el Congreso, la necesaria para aprobar o hundir proyectos de ley, los que se manifestaron contrarios a la aprobación de la reforma a salud, por considerarla inconveniente para la sociedad colombiana, en la medida que destruye lo hecho y estatiza un servicio público que viene funcionado bien, si se tiene en cuenta la cobertura en salud con que hoy gozan los colombianos superior al 90%; ésta continuó con su aprobación en el Congreso.
Cuando los partidos de la U, Liberal, Conservador, que antes eran de gobierno, se declaran independientes y deciden no acompañar al Gobierno en su propuesta, dimos por hecho que el sistema actual de salud se mantendría. Sin embargo, bastó que el Gobierno cambiara su estrategia de negociar con los jefes de los partidos y se pusiera en una operación avispa, con parlamentarios individuales, que pregonaban su independencia y derecho a la autonomía, para que en pocas horas, se cambiara el destino de la reforma y ahora marcha en vías de aprobación con la mayoría de su articulado ya aprobado.
Lo sucedido nos enseña que los congresos contemporáneos dejaron de cumplir su fusión de control frente a las actuaciones del ejecutivo; en la medida que el Gobierno de turno los seduce con prebendas para obtener la aprobación de sus proyectos. Pero, además, los partidos políticos están en crisis, pues sus bancadas ya no obran conforme a sus idearios ni a las orientaciones de sus líderes; se encuentran cooptados por el ejecutivo de turno, que dispone de un amplio poder de seducción con el presupuesto y los puestos gubernamentales. Mala democracia.
Nos queda el poder judicial para que realice el contrapeso democrático. A la Corte Constitucional le corresponde ser el juez del congreso en la producción de las leyes; que cumplan con los trámites formales previstos en la Constitución y que no la contradigan en sus contenidos. Sin embargo, se mantiene la preocupación con el origen de las magistraturas de quienes componen la Corte; todos son elegidos por el Senado, previo debate político, en el cual salen electos, los que tienen el favor del ejecutivo de turno, que es quién controla las mayorías en el congreso. Además, tiene el poder de postular tres de los nueve magistrados que componen la Corte. Por ello, a veces, ese contrapeso que debe hacer la Corte se observa disminuido, sin fuerza. Vano control.
El proyecto de reforma a la salud, según opinión de muchos, ha tenido un trámite inadecuado; debió tramitarse como ley estatutaria y no ordinaria. Veremos que análisis hace la Corte cuando le llegue la demanda de inconstitucionalidad que estamos seguros le va a llegar. Allí sabremos si el control funciona.
Para mantener el equilibro de poderes, quedan la Justicia Ordinaria y la Justicia Contenciosa. Los magistrados y los jueces son quienes tienen a cargo la prevalencia de las instituciones, haciendo cumplir la Constitución y la ley. Confiemos en que todo no este perdido para Colombia.