Diario del Huila

El estancamiento de la economía

Feb 21, 2023

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Por: Carlos Tobar

Como estaba anunciado por distintos analistas, incluidos los organismos multilaterales de crédito, comenzó a decaer la economía del país. Después de un crecimiento cercano al 8% en el año 2022, los indicadores empiezan a mostrar retrocesos importantes en el IV trimestre y en los primeros meses de este año.

Están en rojo la producción de obras civiles y la producción de café; en amarillo la producción petrolera, la venta de vehículos nuevos, el despacho de cemento, el consumo de energía eléctrica y, especialmente el gasto mensual de hogares. Este último es un indicador muy importante porque nos dice como se percibe el consumo nacional el factor dinamizador por excelencia de la economía.

El mercado de la vivienda está cayendo estrepitosamente. Lleva en caída libre desde marzo de 2022. En unidades vendidas y valor de la ventas estamos frente al retroceso más grande de la última década. Fenómeno que se presenta tanto en la vivienda VIS y no VIS. A la par con el encarecimiento del crédito, impulsado por medidas del Banco de la República, que están presionando al alza las cuotas del crédito hipotecario, presentándose ya mora en la cartera mayor a doce meses. Una situación preocupante si comprendemos que la industria de la construcción es una fuente de trabajo muy significativa.

La financiación de la vivienda, un componente de crédito de gran peso en el sistema financiero tuvo una caída del 28% en el 2022 comparado con el resultado del 2021. Se prevé que este año la situación tenderá a agravarse.

Pero tal vez un elemento que llama la atención es el informe del Banco de la República de comienzos de febrero que indica no solo que la inflación se mantendrá por un tiempo sin determinar, sino que, el crecimiento esperado de la economía para el 2023 será del 0.2%. Un crecimiento pírrico comparado con el 8% del año anterior, que no descarta, dependiendo de factores externos una recesión (decrecimiento) en el futuro inmediato.

Sumémosle el peso creciente de la deuda pública y su costo incremental de intereses y el panorama se oscurece todavía más.

Definitivamente, las perspectivas no son buenas. Por el contrario, inquietan por lo que significa para los sectores sociales más débiles que sin empleos formales tienen que defenderse en una economía de costos crecientes. La pobreza crecerá, las dificultades del día a día serán más agobiantes por los precios inflacionarios de alimentos, energía, transporte, combustibles, corrientazo, etc.

Urge que el gobierno nacional reaccione con una política de choque integral que ataque desde ya fenómenos económicos que no dan espera. De manera especial, un paquete de medidas antiinflacionarias que contengan la espiral de precios que puede poner contra la pared a la mayorías empobrecidas.

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