La semana pasada tuve la posibilidad de asistir a Cafés de Colombia Expo 2024, el evento anual más importante para la industria cafetera en el país. Nuestra empresa Entorno asistió como invitada para la cata privada previa a la subasta que realiza la Federación en la cual pude degustar los 30 mejores lotes del 2024 y, aunque disfruté de unos perfiles excelentes, lo que más me sorprendió del evento fue la propuesta colaborativa de stands como el de Huila Coffee Farmers.
La estrategia de este stand que agrupaba a 15 fincas del departamento me interesó inmediatamente, pues una crítica que mantengo desde que hago parte de esta industria es que la necesidad de competir localmente cega la visión que como país debemos tener para exponer nuestro producto insignia.
La realidad es que los colombianos no consumimos, en términos generales, café cultivado en Colombia. Pero eso no es una responsabilidad directa del consumidor como se afirma dentro de la industria, sino de todos los agentes partícipes de esta, desde productores, trilladores, tostadores y cafeterías hasta comercializadoras y marcas privadas.
El ciudadano que no consume café de especialidad sino tinto corriente, que es la inmensa mayoría, está convencido de que cafés como el de la “calidad certificada” es producido por caficultores colombianos, y si no trabajamos como industria en agruparnos para resaltar nuestro origen tal como lo hizo Huila Coffee Farmers, este tipo de cafés importados seguirán ganando terreno en el mercado perjudicando a nuestros caficultores y a la marca Café de Colombia.
Puede ser difícil de aceptar, pero la realidad es que a nivel mundial hoy, la marca café de Colombia no tiene el mismo reconocimiento que ostentaba hace unas décadas. No voy a adentrarme en la competencia con países de producción masiva como Brasil o Vietnam, esta vez prefiero tocar un tema que pocos mencionan; en los últimos años países como Honduras, Nicaragua y Costa Rica han incrementado en gran medida su producción de cafés de especialidad, ganando terreno en un mercado que tradicionalmente se asociaba principalmente con el café colombiano.
El país y todos los involucrados en la industria cafetera debemos potenciar una estrategia en conjunto enfocada en seguir posicionando nuestro café como el mejor del mundo, priorizando el objetivo de maximizar el impacto en los mercados internacionales y en generar alianzas que nos permitan crecer en bloque, antes de pensar en competir como marcas o empresas individuales.
Mi llamado a la consciencia de quienes hacemos parte de la industria del café colombiano es que, tal como hizo Huila Coffee Farmers en Expo Cafés, visualicemos un objetivo en común más grande que tenemos desde el origen, en lugar de enfocarnos individualmente en competir por un segmento del mercado. Proteger el legado y el posicionamiento de nuestro producto como el mejor del mundo es la manera más efectiva para generar oportunidades e inversión para todos.
Con el aroma de un café 100% colombiano, los saludo,
Santiago Ospina López